Cuando un grupo se encuentra bajo la dirección de una persona que no posee visión, surgen la confusión y el desorden. Es cuando hace su aparición el liderazgo, por parte de alguien con visión. Se define como la capacidad de delegar, tomar la iniciativa, gestionar, convocar, promover, incentivar, motivar y evaluar un proyecto, de forma eficaz y eficiente, sea este personal o institucional.
El liderazgo se clasifica en autocrĆ”tico, democrĆ”tico, liberal, burocrĆ”tico, carismĆ”tico, natural, orientado a las tareas, transaccional, transformacional y el orientado a las relaciones. Ćste implica escuchar, dialogar, debatir y cocrear, las nuevas habilidades comunicacionales que se requieren para transformar y renovar las realidades organizacionales y de la sociedad.
El liderazgo relacional, segĆŗn su creador, Edwin Hollander -uno de los primeros acadĆ©micos en adoptar un enfoque en el liderazgo como un proceso relacional- implica una relación bidireccional de influencia e intercambio social entre lĆderes y seguidores. Se basa en La teorĆa relacional, la cual considera que las relaciones incluyen las relaciones externas, los patrones internalizados de relación y las relaciones con el entorno sociocultural, considerando tambiĆ©n las raĆces biológicas de los involucrados.
El liderazgo efectivo no solo involucra habilidades técnicas, sino también de habilidades sociales y de comunicación que te permitan construir, integrar y empoderar a los equipos.
El liderazgo relacional consiste en aplicar la inteligencia social al ejercicio de nuestra función como responsables de equipos, directos e indirectos. Demostramos inteligencia social cuando ponemos en juego nuestra capacidad para relacionarnos con los demÔs de forma armónica y productiva, para garantizar una buena calidad de vida y eficiencia en el trabajo.
Las habilidades de liderazgo juegan un papel relevante para lograr el Ć©xito. Responsables de proyectos, mandos intermedios o directivos, han de poner en juego sus habilidades para: conectar con los demĆ”s, demostrar empatĆa, ser personas asertivas, lograr credibilidad, generar ambientes de confianza, mostrar flexibilidad, motivar a los demĆ”s, lograr su cooperación e influir en colaboradores y clientes, inspirando sus actuaciones y logrando su compromiso. Las organizaciones y la sociedad necesitan lĆderes con
comportamiento ejemplarizante que orienten teniendo visión global y humana frente a la comunidad que lideran e inspiren a otros a alcanzar el bien comĆŗn, que propicien armonĆa y sus metas de gestión estĆ©n encaminadas a alcanzar un desarrollo sostenible. Estas caracterĆsticas se alcanzan si el lĆder es relacional.
Para movilizar a otros se requiere construir relaciones sólidas con sus equipos de trabajo o los grupos de interés a los cuales impacta con su gestión. El proceso se basa en una ruta de relacionamiento que inicia teniendo un panorama de las personas con las cuales debe trabajar de forma directa o indirectamente, realizando un perfil sociodemogrÔfico de cada grupo de interés e iniciando el acercamiento para conocer sus expectativas y necesidades.
Luego, de forma conjunta con ellos se establecen los mecanismos para mantenerse en contacto, enviar información, conocer percepciones, propiciar espacios de cocreación y, sobre todo, buscar cómo fortalecer la relación, para que a travĆ©s del tiempo se convierta en un vĆnculo estable basado en la confianza. Para dirigir bien ya no basta con saber administrar y gestionar bien, es preciso comunicar eficazmente y ejercer un liderazgo integral. Todo lĆder debe ser un gestor de comunicación por excelencia. Sin una comunicación efectiva no puede ejercerse el liderazgo: es la condición necesaria para conformar equipos, comunidad y alcanzar objetivos comunes.
En algunos casos, esta gestión de comunicación se ha limitado a que el lĆder posea habilidad de hablar en pĆŗblico, ser un buen vocero frente a los medios de comunicación, es decir, que sea un buen informante, pero esto se restringe a un flujo unidireccional y descendente. El liderazgo relacional implica escuchar, dialogar, debatir y cocrear, estas son las nuevas habilidades comunicacionales que se requieren para transformar y renovar las realidades organizacionales y de la sociedad.
Las habilidades relacionales inician con la escucha que se desarrolla al atender, entender, preguntar, para luego comprender, al otro. Con la escucha activa se propicia el diĆ”logo en el cual se da paso a la interacción a travĆ©s de conversaciones para descubrir y exponer ideas, propuestas, necesidades y expectativas. En estos procesos de escucha y diĆ”logo se debe dar la opción al debate porque este permite conocer otras perspectivas diferentes e incluso opuestas, pero con ello se pueden descubrir nuevas oportunidades o incluso riesgos que no se habĆan tenido en cuenta. Un lĆder relacional no estĆ” a la defensiva ni cerrado en su postura, estĆ” abierto al aporte de su equipo y los grupos de interĆ©s.
Si el lĆder se entrena en estas habilidades, puede llegar a la cocreación, porque implica crear un equipo que aplique la escucha activa, mantenga un diĆ”logo permanente y pueda debatir de forma edificante para aportar y desarrollar nuevas ideas que contribuyan al bien comĆŗn y a construir comunidad.
El liderazgo relacional no solo propicia mayor participación y mejores ambientes de trabajo, sino que es necesario para alcanzar el desarrollo sostenible, porque, al ganar no solo las habilidades sino también un nivel de conciencia relacional, las decisiones que tome estarÔn enmarcadas en el principio de trascendencia, pensando en las generaciones futuras y aportando a la construcción de una sociedad mÔs equitativa.