El 23 de octubre del 2001, la gigante tecnológica, Apple, presentó al mercado un nuevo producto que suponía en ese momento un antes y después en el segmento de la música, se trataba de un dispositivo que sin necesidad más que de unos audífonos y que en él se podían guardar cientos de canciones, hablamos del iPod.
Con este aparato, la música reformuló su forma de vender el producto ya que los aparatos físicos habían sido desplazados por la tecnología; con el paso de los años, la marca lanzó 6 generaciones del producto original, mientras que salieron al mercado otras dos mercancías, en este caso más pequeñas, nos referimos al iPod Nano y el iPod Schuffle; asimismo, también lanzó una versión Touch.
De acuerdo con información otorgada por Apple, se dio a conocer que durante 2008 y 2009, fueron los mejores años de venta del iPod, con 54.83 y 54.13 millones de unidades respectivamente; posterior a ese año, las ventas del producto fueron decreciendo paulatinamente hasta el año 2014, cuando se comercializaron 14.38 millones de aparatos.
Sin embargo, el paso del tiempo también cobró su efecto con el iPod, quien no pudo resistir el avance la tecnología, el mundo digital se afianzó en el mercado, no solo de la música sino en múltiples aspectos del entretenimiento y los contenidos; de tal modo que el streaming relevó al MP3.
La era de los smartphones ha potencializado el negocio de la música, a tal grado que los artistas ahora mismo se enfocan en mayor medida a las plataformas digitales, ya que la reputación actualmente está en medición de los clics de reproducción.
Según datos de Statista, los ingresos del sector musical mediante el streaming serán de 9 mil 150 millones de dólares en lo que va del año; para 2020 se proyecta que los recursos de este segmento alcazarán los 11 mil 354 millones de dólares.
Según un reporte del Excelsior, especialistas, investigadores y usuarios coinciden que el consumo de música está muy cerca de dejar atrás el producto físico, para dar paso a un servicio único integrado en un software “cotidiano” que almacena bibliotecas virtuales.
Para el futuro, Laura Snapes, editoras de música de The Guardian, señaló que en el corto tiempo, redes sociales como Instagram, podrían adaptarse en un nuevo formato para escuchar música o bien, los artistas podrían optar por hacer canciones para que sus seguidores las escuchen desde la plataforma.