Buenos Aires, Argentina.- El huevo, el envase más antiguo de la humanidad, tiene que enfrentar el paso del tiempo y buscar nuevas alternativas para atraer a los consumidores. Ahora, en la Argentina, la cáscara de huevo se imprime con la fecha de vencimiento y el nombre de la granja de origen. Es el paso previo a la trazabilidad del producto.
La imagen de los huevos “tatuados” es la última novedad del mercado del “packaging” argentino. En los supermercados y grandes superficies, ya están a la venta al mismo precio que los otros. “Senasa no incluyó el sellado de las cáscaras de huevo como una condición para vender en la Argentina. Sin embargo, las empresas que lo están llevando a cabo lo hacen para sumar valor agregado al producto. Es por marketing, como una forma de diferenciarse de la competencia”, explicó al medio cordobés Día a Día Miguel Peinado, titular de la Cámara de Productores Avícolas de Córdoba.
El “marcado” de los huevos se realiza con una impresora que utiliza el mismo sistema de las inkjet de escritorio, aunque –obviamente– algo más sofisticadas. Se utiliza una tinta vegetal que no es nociva. En el futuro, se podrán seguir los rastros del producto una vez que abandonó el punto de venta (trazabilidad). Esto ya es una obligación en la Unión Europea desde 2005.
Siguiendo con las directivas del Senasa, se estima que, en buenas condiciones de refrigeración, un huevo fresco se mantiene comestible durante 28 días.
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