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25% de la fuerza laboral de México puede trabajar en casa.
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Las profesiones mejor pagadas tienen más de un 80% de probabilidades de trabajar desde su casa
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Las familias con menos ingresos tienen acceso a herramientas digitales muy limitado.
La igualdad es un concepto utópico en México y en el mundo. Ocurre en el ámbito laboral y en casi cualquier otro. Entre más dinero tengas, mayores serán tus beneficios y privilegios. El escenario de la pandemia de COVID-19 sólo ayudó a evidenciar más esta brecha, ante la necesidad de adaptarnos a nuevas modalidades de trabajo. ¿Trabajar desde casa?, ¡seguro!, dijeron algunos, quienes, aunque quizá no les parecía ideal, se pudieron adaptar sencillamente, de un día par otro. Otros, a pesar de que su salud corriera peligro, no pudieron hacer este cambio. ¿La diferencia entre ambos? El dinero que ganan. A pesar de que son varias las circunstancias, dependiendo del tipo de trabajo, para poder implementar el ya famoso “home office” en México, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), señaló como común denominador la desigualdad laboral socioeconómica.
Según la Universidad de Chicago, es un 25% de la fuerza laboral de México, la que puede trabajar en “home office”, porcentaje que en Estados Unidos asciende a 37% y en Suiza y Reino Unido a un 40%. Las profesiones mejor pagadas, como las ramas educativas y financieras, entre otras, tienen más de un 80% de probabilidades de trabajar desde su casa, mientras que quienes trabajan en industrias como la manufacturera, reducen su posibilidad hasta el 5%.
A mayor sueldo, más fácil acceder al trabajo desde casa, concluyó la Cepal. Según explican, las nuevas modalidades laborales no se aplican de la misma manera a todos, suponiendo diversos obstáculos para las familias de menores ingresos. Su acceso a herramientas digitales necesarias para el “home office” es mucho más limitado. Ellos, por ejemplo, tienen que gastar una importante parte de su sueldo en internet, lo que se estima que abarca entre un 12% y un 14% de sus ingresos. Según explican, esta desigualdad requiere de un replanteamiento en los nuevos formatos de trabajo, una situación que, a diferencia de otros países, no se encuentra regulada por la ley en México.
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Por otro lado, vale la pena mencionar que una encuesta del sitio OCCMundial, reveló que el 37% de los mexicanos considera que el ambiente de trabajo empeoró en los últimos meses, desde que inició la cuarentena. Un 35% opina que todo sigue igual y sólo el 26% dice que la situación ha mejorado. Las empresas, por su parte, dijeron que la productividad en este tiempo no ha bajado, sino que se ha mantenido o ha logrado ser “muy alta”, con ocho de cada 10 empresas con esta opinión. Sin embargo, no sólo no han logrado comunicar esto a sus empleados, sino que no han otorgado ninguna mejora o agradecimiento por dicho desempeño, al menos en opinión de varios trabajadores.
OCCMundial reveló que 49% de los trabajadores de México se sienten poco valorados en sus empleos. Los aspectos que más valoran es que su sueldo se mantenga igual y que haya posibilidad de hacer “home office”. Pero en cuanto a apoyos extra, como bonos, aumentos o ascensos, ven grandes carencias. Sólo el 19% de las empresas mexicanas piensa en nuevos beneficios y compensaciones para sus trabajadores, dados los nuevos retos y gastos que impuso la llegada de esta enfermedad. De este último porcentaje, 74% daría apoyo para compra de equipo de oficina, 63% pagaría algo extra por el internet, 20% por energía eléctrica y 14% por prevención de riesgos ocupacionales en casa.
Si el porcentaje es sólo de 19% para quienes sí pueden adaptar su trabajo a su hogar, ¿qué pasa con quienes ni siquiera lo pueden hacer? A esto agreguemos que el estudio “COVID-19: Impactos en los negocios y en los beneficios”, de Willis Towers Watson, dice que un 32% de las empresas mexicanas emprendieron programas de reducción de sueldo, o está en sus planes hacerlo.