Si hay una constante en casi cualquier actividad que se realice en digital actualmente, esa es el uso de contraseñas.
Las recomendaciones de los expertos se han mantenido desde hace años: alternar letras, números y caracteres especiales, mayúsculas, minúsculas, no usar números consecuentes, letras seguidas, cambiarlas cada 90 días, etcétera.
Aunado a esto, deben ser diferentes en las redes sociales, las aplicaciones, etcétera. Las contraseñas terminan siendo tan complicadas actualmente que un informe de Pew Research Center señaló que el 39 por ciento de los adultos tiene problemas para recordarlas.
De hecho, el mundo entero se burló de co-fundador de Facebook,Mark Zuckerberg, cuando salió a la luz que su contraseña era “dadada”.
El grupo OurMine Team, que secuestró las cuentas de Zuckerberg, reveló que quien dirige la red social utilizada por mil 650 millones de personas, utilizaba dicha contraseña para LinkedIn, Pinterest y Twitter.
Sin embargo, parece que en realidad es mejor opción que una contraseña complicada. Bill Burr, el impulsor de las contraseñas que alternan letras, números y caracteres especiales, quien las popularizó durante 2003, cuando era directivo intermedio del National Institute of Standards and Technology (NIST), dijo que “es una pérdida de tiempo”.
Y es que explicó que la gran mayoría de la gente cambia su contraseña cada 90 días, tal como se le recomendó, pero realiza cambios mínimos, como un sólo número o letra, fáciles de averiguar.
Agregó que las relacionan con aspectos íntimamente ligados a ellos y esto las vuelve predecibles, por lo que se arrepiente de sus recomendaciones. En tanto, Paul Grassi, consejero del NIST, dijo a The Wall Street Journal que Bill Burr escribió un documento de seguridad que se ha mantenido durante 10 o 15 años, el que si bien ahora está obsoleto, fue de gran utilidad durante un lapso importante.
Sin embargo, ahora la recomendación es que se utilice una frase fácil de recordar y que se cambie sólo cuando exista sospecha de hackeo.