Combatir uno de los grandes males de nuestra época, el cáncer implica toda una política de salud, pero nada de ello serviría sin la investigación que se hace al respecto desde distintas trincheras. Un caso es el libro recién publicado intitulado Del jardín de un monasterio a la genética molecular del cáncer, de autoría del doctor Horacio Astudillo de la Vega.
En la obra mencionada, el autor lleva de la mano al lector, desde el surgimiento de esta ciencia, en la segunda mitad del siglo XIX con los primeros estudios de Mendel, hasta la cada vez más compleja y apasionante genética actual, que nos permite vislumbrar un poco de lo que veremos en algunos años más.
Ya hay firmas en la industria médica -como Nanopharmacia Diagnóstica- que a partir de un diagnóstico previo de cáncer, realizan un estudio genético del paciente, lo cual le permite recomendar al médico tratante los fármacos oncológicos que mejor efecto pueden tener en el sujeto tratante a corto, mediano y largo plazos.
Ello significa que en lugar de perder tiempo valioso para ver si un fármaco funciona en un paciente o no -lapso que por lo regular va de tres a seis meses o incluso un año calendario-, con la medicina personalizada se acortan los plazos, se ataca de una forma más frontal al cáncer que se trate y, por lo regular, se mejora la calidad de vida del paciente.
Al respecto, el doctor Abelardo Meneses, director general del Instituto Nacional de Cancerología (INCAN), resalta que una tendencia y enfoque principal de la investigación del cáncer hoy en día está en la medicina personalizada, tanto desde el punto de vista de la oncología médica como de la cirugía oncológica, sobre todo para fortalecer la cirugía de mínima invasión como la laparoscópica y robótica.
De la medicina personalizada aplicada al combate del cáncer, hay numerosos testimonios al respecto que dan fe de cómo este tipo de tratamientos funcionan y salvan vidas. La gran aspiración es que esto pueda aplicarse a nivel general en el sector salud, porque hasta ahora en México se ha manejado más bien del lado privado.
Sin embargo, la forma de acceder a un tratamiento de medicina personalizada siempre debe ser a solicitud de un oncólogo, pues un paciente, claro está, jamás podría interpretar resultados y recetarse un tratamiento. Así que aunque el paciente esté en el centro del modelo de atención médica, el doctor siempre debe indicar el tratamiento a seguir.