Por Alvaro Rattinger
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He dedicado muchas columnas sobre lo que se espera de un mercadólogo en el espacio laboral, hoy quisiera dedicar unas líneas a lo que considero será nuestro futuro profesional. El trabajo diario de los que trabajamos en mercadotecnia exige ajustes constantes, en la mayoría de las ocasiones los cambios son a nivel metodología y pocas veces de fondo. Los principios básicos de mercadotecnia se han mantenido con el tiempo y creo que seguirán –más o menos vigentes– en los próximos años.
Lo que es evidente para un servidor es que las herramientas y caminos para llegar al consumidor seguirán en constante evolución, la lógica es impecable: el cliente cambia, nosotros también. Esto presenta retos importantes a la profesión, resulta claro que los que han ingresado a la carrera egresarán a un entorno totalmente hostil. Ser mercadólogo es cómo tratar de subirte a una banda en movimiento, las primeras veces te darás un golpes tremendos, sin mencionar el ridículo entre tus pares.
¿Qué nos espera?
El mercadólogo actual debe cambiar la perspectiva hacia su profesión, debemos abandonar el apego dañino a las modas. Hoy es social media o marketing digital mañana será contextual marketing. Seguir obsesionados por modas estratégicas hace que tengamos que cambiar de rumbo tan pronto perdemos atención en un tema. El futuro de nuestra carrera es ser pivotes de cambio y aprender de manera progresiva técnicas nuevas. En otras palabras, no podemos hablar de content marketing de manera seria si no entendemos cómo se relaciona con nuestra campaña en medios masivos. Los conocimientos progresivos tienen una ventaja importante, primero nos permite acumular experiencias, también ayuda a las marcas a expandir su mercado.
No bastará con la progresión de conocimientos, también tendremos que invertir tiempo en convertirnos en agentes multi disciplinarios. En alguna época el trabajo de marketing exigía el entendimiento del color y diseño, hoy se requiere mucho más que un panorama estético. Los ejecutivos de marketing tendrán que entender de programación, eso incluye la habilidad de leer código y programar páginas web simples. También debemos saber suficiente de infraestructura y tecnologías de la información, es grave que un mercadólogo no entienda la diferencia entre GPS y A-GPS o HSPA versus LTE. Es fácil hacer la conexión entre la tecnología y el consumidor, lo mismo debe ser cierto para el que trabaja en marketing.
El nuevo mercadólogo, según un servidor, debe entender de modelos matemáticos y Big Data, las bases de datos son cada vez más grandes y necesitan herramientas más avanzadas para extraer conclusiones. No será raro (hoy ya sucede) que tu empresa te pida interpretar una lista de 200 o 300 mil registros, es evidente que Excel no será la mejor herramienta. Conocer de Datameer, Hadoop o Cassandra es tarea obligada, si estas en la universidad y lees esto, corre con tu maestro y exige el conocimiento.
No sólo se trata de habilidades técnicas o tecnológicas, el aspecto humano es igualmente importante. Debemos invertir más tiempo en conocer mejor al ser humano como consumidor. Me parece que uno de los grandes defectos que tenemos los profesionales del marketing es la falta impresionante de empatía – la capacidad cognitiva de percibir en un contexto común lo que otro individuo puede sentir– no es correcto vivir en una cúpula de cristal desde la cual se dan ordenes. El mercadólogo es el líder obligado de una empresa, basta de subordinaciones a otros departamentos, marketing tiene la tarea de llegar primero a la oficina y ser el último en salir. La razón es simple, el consumidor nunca descansa, el mercadólogo tampoco.
Un problema para el mercadólogo latinoamericano es que ninguno de estos conocimientos es parte de su proceso formativo, la mayoría de las universidades siguen atoradas en modas. Claro que social media es importante o que BTL es parte fundamental de una estrategia de promoción, pero lo que nos hará sobresalir es saber que hacemos con los resultados de esas dos acciones a través de un modelo matemático de clientes. Entiendo que los que leen esta columna pueden pensar que estas habilidades son algo ajeno a nuestra profesión o que simplemente están lejos de ser una realidad, para ellos les dejo un pensamiento especial, cortesía y solicitud de Pamela Ledesma. La ruta al éxito es una de constante innovación, no hay espacio para complacencias, el consumidor exige todo de nosotros, estamos obligados a esforzarnos para seguir adelante.
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