• Se espera que en 2021, más de siete de cada 10 consumidores en el país vuelvan a las tiendas físicas a comprar

• Esto significa también que los pagos en persona volverán a tomar una relevancia renovada dentro del mercado

• Al mismo tiempo, tres cuartas partes de la audiencia han señalado que tienen temor a ser víctimas de fraude financiero

Si algo quedó claro en 2020, es que el futuro de las transacciones está en digital. Agentes como Mercado Libre ven tanto potencial en pagos online, que han lanzado herramientas de financiamiento más comprensivas. Los usuarios de agentes al estilo de BBVA se han vuelto más exigentes con respecto a las fallas de los sistemas. Y para marcas líderes en entornos de ecommerce, entre ella eBay, es una oportunidad para capturar y fidelizar a los consumidores.

Esta evolución positiva en 2020 permitirá que el próximo año se consolide y hasta crezca la industria. De acuerdo con DataArt, se espera que haya cambios fundamentales en el mercado en respuesta directa a las exigencias de los consumidores. Los usuarios van a solicitar tanto experiencias dinámicas como respuesta inmediata. Pero en datos de Adyen, también habrá a disposición de la audiencia nuevas plataformas para poder procesar sus pagos en el futuro:

Network tokens: El siguiente paso en pagos seguros

La principal preocupación de los consumidores en lo que se refiere a las transacciones en línea es la seguridad. Muchos usuarios todavía temen que sus datos personales sean robados por agentes maliciosos. Si bien se ha avanzado mucho en las plataformas de pagos para reducir la potencial incidencia de estos eventos, aún hay un riesgo que mina la confianza del público. Así que hay algunos agentes que decidieron saltarse por completo la posibilidad del robo a tarjeta.

Si no hay ningún plástico involucrado en la transacción, los datos se mantienen seguros. Esa es la idea de las network tokens. Se trata de, por así decirlo, una versión digital de la tarjeta de crédito o débito. Así, los usuarios no tienen que poner ninguna de la información que pueda ser vulnerada por los agentes maliciosos. Y aún si roban estos datos, solo se pueden usar para hacer cierto tipo de transacciones pre-autorizadas con el comercio con el que se usaron.

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E-wallets: Simplificación de las transacciones

Como su nombre lo indica, son billeteras electrónicas que permiten realizar pagos en todos los comercios donde se tenga habilitada la tecnología. La gran ventaja de este tipo de iniciativas es que permiten a los consumidores dejar de depender también de las tarjetas de crédito y de débito en locales físicos. Esto también se puede ver como una ventaja de seguridad, ya que se tiene la disponibilidad del dinero sin tener que exponer varios datos sensibles a otros agentes.

También son una buena forma de fomentar los pagos sin contacto. Muchas e-wallets permiten a los usuarios vincular directamente sus dispositivos a los sistemas de pagos. Así, en lugar de sacar algún plástico físico, basta con acercar el teléfono móvil a una terminal habilitada para hacer la transacción. Además de ser mucho más conveniente, también es una forma segura de  evitar el contacto físico, muy importante en una época de alta alerta sanitaria por la pandemia.

Cobros Digitales (CoDi) y QR: Otra frontera de los pagos

Desde 2019 que este sistema del Banco de México (Banxico está en marcha oficialmente dentro del país. La idea de este método es hacer más fácil la adopción del ecommerce y de los pagos digitales en todo el país. Como solo se requiere ligar una cuenta de banco al móvil, entonces lo único que debe hacer la gente es tener un perfil en cualquier institución financiera. Y de esta manera, se puede empezar a pagar y recibir dinero usando nada más que el celular.

Se trata de una de las grandes opciones de pagos que explotó en 2020 y debería de seguir en crecimiento a lo largo del 2021. Incluso ha empezado a ser empleada por varios agentes privados, al estilo de Mercado Pago, para fomentar el uso de sistemas contactless. Su gran ventaja es que no solo elimina el uso del plástico. Quita por completo la necesidad de tener una interacción con algún agente digital, haciéndola más accesible incluso a usuarios novatos.