Tuve la oportunidad de asistir al circo de Ringling Bros. and Barnum & Bailey.
Cuando me dieron los boletos me comentaron que ya algunas personas habían rechazado asistir por el tema de que el circo hacía uso de animales. Caray, ¿y eso no pasa en otros circos?
Ha habido cambios en los últimos años. La gente está tomando actitudes diferentes a nivel internacional al respecto del uso de animales en espectáculos públicos o cualquier otra actividad que implique algún daño a los mismos.
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Todos los días vemos en las redes sociales a un gran número de personas que se suma a grupos ambientalistas y pro-animales que promueven un mejor trato a todas las especies, respetando su hábitat, evitando que se utilicen sus pieles para la industria del vestido y buscando que se deje de comer carne para convertirse en vegetarianos.
Pero no solo ellos opinan. Hay también personas que están en contra de estas acciones. Está el caso de la fiesta brava. Muchos se manifiestan en contra de esta costumbre. Sus argumentos: la muerte violenta y el sufrimiento provocado a los toros sin ningún sentido; y hay otros tantos que la defienden bajo los conceptos de fiesta, arte, tradición, valentía del torero y que los toros están cuidados desde que nacen para ser toreados y sacrificados en la arena.
Con una contradicción parecida estaba yo en el circo; con mi idea que he tenido desde pequeño: impresionarme con el domador de leones, admirarme del tamaño de los elefantes y divertirme con toda clase de suertes que hacen los chimpancés.
Y por otro lado, con el rechazo que siempre he tenido hacia quien maltrata a cualquier animal. (Conciencia que adquirí después de que, siendo niño, cometí la tontería de quemarle los bigotes a mi gato con la estufa pues lo veía con frío).
Al otro día revisé las acusaciones que ha tenido el circo y vi un video de evidencia del maltrato encontrado en la página de PETA* (A esos animales que acababa de ver y aplaudir los estaba viendo golpeados en el video justo antes de salir a escena). Cuestión que va contra lo que propone Ringling con su Centro de Conservación de Elefantes, donde dice invertir 5 millones de dólares en 200 acres dedicados a la conservación, crianza y estudio de estos animales.
¿Será correcto divertirse a costa del sufrimiento de animales? Como padre y como profesional de la comunicación debo inculcar respeto hacia el medio ambiente y todas las especies que formamos parte de él. Respeto hacia animales, plantas y seres humanos.
Entonces, esto implica que debo respetar lo que piensan todos los que están de acuerdo en lastimar a los animales a favor del entretenimiento, sin ser radical en mis opiniones. ¿Será?
Muchas horas he invertido en discutir este tema con quien no piensa como yo. Cada uno con sus argumentos válidos. No he llegado a un acuerdo. Pero como publicista, cuando me toque, y por ética profesional, me veo obligado a generar acciones en pro del ambiente y contra lo que considere nocivo para cualquier ser vivo (humano, animal o vegetal). Lo que estamos viendo en los medios demuestra que mercadólogos y publicistas se están aplicando muy bien en esa tarea. Aquí 2 ejemplos. Un mensaje de PETA por Mill+ y BBDO Nueva York y otro de APES** por Ogilvy & Mather Chicago.
* (PETA) (People for the Ethical Treatment of Animals) organización por los derechos de los animales. Con base en EEUU. Con 2 millones de miembros es el mayor grupo por los derechos de los animales en el mundo.
** (APES) Organización comprometida con el bienestar de los animales, y su conservación. Se han dedicado a la rehabilitación de vida silvestre y al rescate, rehabilitación y liberación de cientos de animales heridos o huérfanos. Tienen un gran proyecto con primates que rescatan de investigación biomédica en EEUU.
http://youtu.be/p3RdreUHC3g
