La exigencia de innovación es una constante entre las empresas de cualquier categoría. Desde firmas como Amazon hasta las compañías más locales, esta característica se ha vuelto vital en el camino por conquistar al consumidor.
Una investigación firmada por Simon-Kucher & Partners indica que el 90 por ciento de las empresas asegura que la presión sobre el precio es creciente, con lo que el 75 por ciento de las organizaciones asegura que la innovación de productos es la mejor medida para contrarrestar los efectos de dichas presiones.
No obstante, lograr convertir una idea o una estrategia en algo verdaderamente innovador no es nada sencillo. Datos publicados por TNS indican que de aquello que las marcas identifican como ‘innovación’ en su oferta sólo el 15 por ciento corresponden a propuestas que cumplen con dicho concepto, con lo que 82 por ciento se refiere a extensiones de línea y 3 por ciento a relanzamientos.
Marketing asimétrico: la gran necesidad
Las exigencias del mercado demandan un cambio de pensamiento en la manera en la que se gestan, se presentan y se ejecutan las innovaciones de cualquier empresa, en donde la adopción de un pensamiento asimétrico en marketing es fundamental.
El marketing asimétrico intenta modificar las dinámicas de competencia en el mercado a través de acciones que se modifican rápidamente a través del mecanismo prueba y error, mismas que suponen riesgos limitados con retornos exponenciales de la inversión. Bajo esta premisa es posible encontrar nuevos caminos hacia la innovación en un mercado que parece no existir, pero que la marca es capaz de crear bajo un entendimiento profundo y más sofisticado de las necesidades del consumidor.
La premisa es sustentada por algunos números que explican la visión del consumidor ante dicho escenario. Un nuevo estudio mundial firmado por FleishmanHillard Global Intelligence, indica que el 55 por ciento de los consumidores esperan que las empresas comentan errores en productos o servicios siempre y cuando estén trabajando en algo totalmente nuevo con las capacidades de sorprenderlos.
El ejemplo de Amazon
Amazon es un claro ejemplo de este tipo de visión. La empresa liderada por Jeff Bezos suma en su historial diversos casos de éxitos, mismos que se han visto acompañados de grandes errores que antes que ser un desperdició para el negocio de la firma se han convertido en aprendizajes que lo han llevado a innovar en distintos ramos al grado de convertirse en líder de muchos de ellos.
Durante la semana pasada, el fundador de Amazon entregó la carta anual a los accionistas, documento en donde Bezos hizo eco de aquello que la firma aprendió de sus decisiones equivocas y advirtió que en el futuro pueden ocurrir nuevos fracasos.
Dentro del documento, el que es considerado el hombre más rico del planeta indicó que el mayor error de la empresa fue un producto que tuvo que discontinuar en 2015 porque no logró convencer a los consumidores. Se trató del smartphone Fire que costó a Amazon cerca de 170 millones de dólares.
“Mientras el teléfono Fire fue un fracaso, fuimos capaces de aprender y acelerar nuestros esfuerzos para construir Echo y Alexa”, declaró Bezos.
Las razones de este descalabro fueron muchas: un precio que no justificado; un hardware al servicio de una plataforma de compra que no es lo que se busca en un teléfono; y, a todo ello, se sumaba que las novedades que se incluían eran más estéticas en lo referente al uso que útiles.
El dispositivo que fue lanzado durante 2014, llegó a su fin antes de cumplir un año en el mercado, aún cuando su precio alcanzar los 0.99 centavos de dólar. En innovación el precio es sólo una actor más de la ecuación y no el determinante.
Lo interesante del caso, es que aunque el fracaso resultó el millonarias perdidas para Amazon, la empresa está dispuesta a seguir este camino.
En la mencionada misiva, Jeff afirmo que en el futuro tendrán “ocasionalmente fracasos multimillonarios”, producto de los experimentos comerciales por los que deberá transitar para mantener el liderazgo en términos de innovación, lección que cualquier marca debería de poner en práctica siempre con una solida estrategia que prometa errores controlados con la promesa de resultados efectivos exponenciales.