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La industria global de la moda ha marcado los estándares de belleza.
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Las mujeres se empoderan con ella a través de la imagen y el vestuario.
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No obstante, el reto de la moda se encuentra en la ruptura de los estereotipos para impulsar la equidad, igualdad, sororidad y respeto a la diversidad de seres humanos.
En la sociedad occidental existen estándares de belleza que figuran un patrón a seguir por millones de mujeres. La industria de la moda se relaciona estrechamente a la perpetuación de los estándares o de la ruptura de los mismos; sin embargo, cuando rompe con la idea de belleza establecida, la moda se convierte en una herramienta para las mujeres que permite la apropiación de los códigos visuales, su resignificación, y el empoderamiento.
Además del consumo de la moda, las mujeres se relacionan en su creación, y en ese entorno, la industria enfrenta grandes desafíos para la inclusión.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la industria de la moda en México aporta el 3.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del sector manufacturero y tiene una gran capacidad para generar empleos.
Por toda la República Mexicana, la industria textil-confección es una fuente de trabajo, especialmente, para las mujeres, quienes en su mayoría (66 por ciento) laboran en el sector, indican cifras de la Cámara Nacional de la Industria Textil (Canaintex).
Fomentar el empoderamiento de la mujer, una tarea para las marcas
Una de las claves para que el mundo tenga igualdad de derechos y oportunidades, requiere la erradicación de los estándares de belleza restrictivos y estereotipados y la moda tiene gran espectro de actuación y es que puede tornarse una extension de la vida diaria de las mujeres en sus diferentes modos y permitir el empoderamiento.
“Los individuos empoderados se convierten en sujetos de sus propias vidas y desarrollan una ‘conciencia crítica’, es decir, comprenden su entorno social, lo que les conduce a la acción”, dice Orsini en su texto “El concepto de empoderamiento en los estudios de género y en la prensa femenina”.
Coloquialmente cuando hacemos uso del concepto empoderamiento de la mujer refiere a su reivindicación, independencia y reconocimiento en la sociedad actual.
Bajo esa premisa, las marcas tienen un compromiso social con las consumidoras, no solo en el diseño de prendas, sino en la publicidad.
Muchas mujeres no pueden evitar sentirse presionadas por cumplir ciertos patrones corporales, muchas veces, el modelo de belleza que vende la publicidad está basado en la perfección y en estándares inalcanzables logrados por alteraciones digitales, las mujeres de los anuncios no suelen tener líneas de expresión, ni arrugas, ni poros, ni cicatrices, es decir, hay una concepción de belleza distorsionada.
Las personas que consumen la perfección pueden verse afectadas emocional, física y socialmente.
“Seguir su glamour provoca grandes desórdenes alimenticios, que pueden desembocar en enfermedades como anorexia, bulimia, vigorexia y ortexia nerviosa. Así como una vida guiada por valores narcisistas y hedonistas que conducen en muchos casos a un vacío intelectual y moral”, aseguró Gabriel Gutiérrez Javán en la 24th Annual ILASSA Conference on Latin American.
Con conocimiento de que existe gran diversidad de cuerpos, las marcas están desarrollando campañas con el fin de reconocer el valor de la belleza de las mujeres.
Desde su trinchera, Ilusión –una marca de Diltex Brands–, lanzó la campaña “Juntas escribimos el futuro de todas”, la cual busca reconocer la labor de las mujeres para generar cambios positivos en la sociedad.
“No cabe duda de que la lucha histórica de las mujeres es lo que nos ha permitido alcanzar una mayor igualdad y equidad de género en múltiples aspectos de la sociedad, por ello, con nuestra campaña de ese año, (…) queremos reconocer y agradecer a todas aquellas mujeres que han conseguido que lo que antes parecía imposible ahora sea una realidad”, señaló Ximena Cortina, gerente de Iusión.
Por su parte, Victoria’s Secret tras ser criticada realizar anuncios hipersexualizados y hacer lencería “sexista” apostó por cambiar su imagen con la colección “Cloud Love Collection” –lanzada el pasado 14 de febrero–. En ella presentó a la primer modelo con Síndrome de Down, junto a 17 modelos para hacer publicidad enfocada a “las necesidades de sus clientes”.
Otras marcas más pequeñas y locales como de lencería como Sister Sister nacieron para que su producto se adaptara a todos los cuerpos, promoviendo la aceptación de la diversidad, sin estereotipos, el amor propio, el reconocimiento de la otra y haciendo evidente la falsedad que las imágenes de internet pueden contener. De esa forma invita a sus consumidoras a sentirse cómodas usando lencería sin importar “el qué dirán”.
La igualdad laboral, un reto para la industria de la moda
Aunque la moda es un negocio donde la imagen de la mujer es la más explotada y su consumo está priorizado por las mismas, “los hombres llevan la voz cantante de la industria”, explicó Maya Hansen, profesora el Centro Superior de Diseño de Moda de Madrid (CSDMM) a EFE.
En México, de acuerdo con el Inegi y la Canaintex, estiman que 6 de cada 10 personas ocupadas en la industria textil y de la confección son mujeres.
Y es que según Hansen, el rol de la mujer en el sector textil es consumir y producir, no tomar decisiones. En ese panorama, es necesario que laboralmente se transite a la igualdad por medio del fortalecimiento de las mujeres en posiciones de liderazgo, la eliminación del acoso y la violencia en el trabajo, así como políticas de transparencia salarial, indica el reporte “Trabajar para un futuro más prometedor” de la Organización Internacional de Trabajo (OIT).
En suma, las mujeres optan por su empoderamiento basado en su imagen y vestuario. Ello, como comunicación no verbal en el discurso de género. No obstante, la industria tiene que esforzarse por apoyar la causa por medio de publicidad “real” y con iniciativas que impulsen la equidad, igualdad, respeto y sororidad.
El fenómeno de la influencia de la moda ejercida a través de medios visuales e impresos va más allá de solo la creación de ideales en la sociedad y de afectaciones a las mujeres que consumen lo “perfecto”. Desde otra mirada, promueve la discriminación, los prejuicios y el odio.
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