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Ya todos somos activistas de género en la comodidad del sofá Foto: Especial
Paco Santamaria

El Elegido: El culto a Trump será una nueva religión posmoderna en 2024 y lo que sigue en Estados Unidos

En este espacio y rincón de contenido llevo escribiendo sobre Donald J. Trump desde 2015 o 2016, porque es un tipo fascinante para este siglo

Yo no creía en esas teorías del complot de que en 2024 habría una guerra civil en Estados Unidos, hoy sí lo veo probable y ahora les cuento por qué.

En este espacio y rincón de contenido llevo escribiendo sobre Donald J. Trump desde 2015 o 2016, porque es un tipo fascinante para este siglo.

No sólo tiene una biografía apasionante, nunca dejará de sorprenderme y ahora desde la semana pasada no puedo creer lo que pasó y seguirá pasando con él.

Ya era una especie de deidad posmoderna para algunos en Estados Unidos pero a partir de ahora y de su fallido atentado que salvó su vida por menos de una pulgada, se ganó un espacio como divinidad viviente para muchos.

Y en este discurso donde acepta su candidatura como representante del partido republicano para las próximas elecciones de noviembre, sabe asumir muy bien su nuevo roll de dios en la tierra.

Habla como tal y usa su nuevo capital político y espiritual para ganar más votos y asumir su nuevo manto de poder entre sus votantes y súbditos.

Ya se abrochó al partido demócrata y pronostico la peor derrota de los azules en su historia por más de 20 puntos en las cámaras y en la Casa Blanca.

Su discurso en la convención republicana usando su manto de poder divino fue una clase de comunicación política impecable e impactante. Es un mago de la comunicación posmoderna.

Ayer por la noche babeaba con su elocuencia, sus pausas y guión en su discurso de más de una hora que se me esfumó como Coca Cola en lata bien fría. Su cadencia, locución, en cuanto la forma y fondo. Lo que decía y cómo lo decía. Fue como un streaptise. Se vistió como el elegido inmerecido.

Con una falsa humildad. Nos fue narrando lo que pasó en el atentado. Historizando lo sucedido en su momento divino donde el Dios lo escogió como el elegido para ser salvado por el soplo y el movimiento del tiempo y movimiento divino. Como un milagro.

Pasó a hablar de las víctimas, besó el traje de bombero del caído luego habló de lo doméstico y destrozó a sus adversarios casi sin mencionar sus nombres, sólo una vez, mencionó a Biden. Los hizo mierda. Los destrozó.

Desafió sin miedo al enemigo chino y rudo. En lo internacional aplacó con orden, estructura y rapidez.

Es uno de los mejores discursos que he escuchado en mi cochina vida, una actuación perfecta, impecable para el mejor Óscar.

Mientras tanto, la producción del evento armonizaba perfecto con las tomas adecuadas en las pantallas, música y acercamientos.

¿Cuántos más nos habremos convertido a la religión Trumpista? ¿Cuántos seremos ya? ¿Seremos un millonario voto oculto? La incertidumbre nos acecha y el Estados Unidos profundo y oscuro ya salió a flote y será imparable por una bala, el viento y un leve movimiento de cabeza.

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