Internacional.- Con gráficos en 8 bits y un sistema de juego que orilla a la frustración inevitablemente, Flappy Bird se convirtió en una sensación imparable a principios del 2014. Durante un tiempo considerable se posicionó en el primer lugar de descargas en la app store y google play.
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Que tu aplicación tenga tanto éxito debe ser el sueño de todo desarrollador, no así de Dong Nguyen, el creador de Flappy Bird, quien a la manera de un rockstar que no puede lidiar por la fama y siente que se consume, ha decidido desaparecer el exitoso juego. La historia del éxito de Flappy Bird es curiosa, en especial porque cuando apareció en mayo del 2013 nadie hizo tanto alarde, hasta hace poco.
Flappy Bird, además, tiene los cimientos de su éxito en el odio. Quizá suena a una afirmación demasiado fuerte pero ya se mencionó que el juego es tan frustrante, que es insufrible y adictivo al mismo tiempo. El contexto no tiene mayor ciencia: debes hacer que un pájaro redondo viaje a través de unas pipas. En el microsegundo en que una de las plumas del pollo toca la superficie de esas pipas, mueres. Decir que se llega a sesenta puntos es una gran hazaña para los mortales.
Los usuarios no podían parar de jugar Flappy Bird por el reto que representaba, y justo basado en una premisa tan simple. Nguyen hizo mucho con poco, pero una fórmula sencilla que funcione tan bien, no es cosa fácil. Nguyen ni siquiera tuvo que invertir en publicidad, su única arma fue su creación.
Quizá la decisión de Nguyen tenga que ver con las miles y miles de preguntas que comenzaron a llegarle cada día a sus redes sociales acerca del juego, por no hablar de las declaraciones fatales de odio y amenazas de muerte por parte de los más alterados. En las propias palabras de Nguyen, el éxito estaba ahí, pero también estaba arruinando las partes más simples de su vida.
Ahora el juego, que según The Verge estaba generando cerca de $50,000 dólares al día, ya no puede descargarse de las tiendas de aplicaciones. No podremos ver actualizaciones de él nunca -aunque probablemente si Nguyen hubiera seguido siendo fiel a su fórmula no las habríamos visto tampoco aunque el juego hubiera continuado- y si algún día la borramos por accidente de nuestros teléfonos, jamás lo recuperaremos. Para Nguyen, el precio de la fama era demasiado alto.
I can call ‘Flappy Bird’ is a success of mine. But it also ruins my simple life. So now I hate it.
— Dong Nguyen (@dongatory) febrero 8, 2014