Carlos Andrés Mendiola
@carlosamendiola
“Yo quiero fama… yo quiero fama…”
La segunda generación de “La Casa de los Famosos” está por egresar. La emisión comenzó con el peso del éxito de la anterior y las primeras semanas la comparaciones estuvieron a la orden del día. Luego, tomó su propio ritmo y llegó a dimensiones inimaginables.
Ahora, más allá de quién ganará, el foco también estará en qué sucederá con sus habitantes, ¿cuál será el efecto de “la casa”? Máxime que ahora ha quedado claro que participar en ella es una espada de doble filo.
Lo primero que hay que tener en cuenta es por qué un “famoso” acepta entrar a “La Casa de los Famosos”. Lo de famoso está entre comillas pues es siempre un tema de discusión cuando se comienza a anunciar el elenco.
Hay quiénes son famosos sin dudas, es decir, aquellos que son figuras consolidadas como podría ser en esta ocasión Arath de la Torre o Sergio Mayer en la anterior. Luego están aquellos que más bien tienen carreras que comienzan (Sian Chong), figuras de reality shows (Nicola Porcella) o bien influencers cuya fama está está en las redes sociales y segmentos específicos (y que con todo podrían tener un impacto en ése sentido mucho mayor que otras más conocidos popularmente; el caso de Brigitte Bozzo frente a Sabine Moussier, por ejemplo).
La razón obvia por la que un famoso ingresa a “la casa” es el pago. Es un programa de televisión y como tal es remunerado de manera semanal, al interior o ya como expulsados, amén del premio.
Sí, es una razón para aceptar como lo hizo Sabine Moussier o como Arturo Carmona recientemente confesó. Sin embargo, la mayoría ingresa por otras razones.
“La Casa de los Famosos” es un fenómeno de medios y su efecto puede ser un parteaguas en una carrera. Entonces, quiénes ingresan lo hacen por dos razones centrales, ampliar su mercado o cambiar o limpiar su imagen.
Para figuras como Wendy Guevara, Ricardo Peralta, Karime Pindter, Brigitte Bozzo, Gala Montes o Sian Chong el objetivo es ampliar su mercado. En pocas palabras, ser “más famoso”.
Sí, los primeros podrán tener millones de seguidores en redes sociales, pero no son conocidos de manera masiva o popular. Los últimos, amén de buscar tener ese efecto, buscan un tanto lo opuesto. Es decir, dado que “La Casa de los Famosos” es un fenómeno 360 e independientemente de ser más conocidos en ese mismo sentido, crecerán también en redes sociales y, con ello, ampliarán y solidificarán su impacto comercial.
Ahora, lo interesante está en quiénes ingresan por cambiar su imagen. Sí, la imagen de todos se consolidará y amplificará.
Hay personajes que la necesitan para ser mejor percibidos. Fue el caso de Sergio Mayer, buscando ser mejor percibido. Es el caso de Paola Durante, Mario Bazares y Arath de la Torre. Por ejemplo, Arath de la Torre había visto su imagen afectada tras escándalos como el de los voladores de Papantla o el de Joana Vega Biestro (tras hacerle reclamos intimidántes en una fiesta infantil).
El caso de Mario Bezares es aún más radical. El comediante tiene una trayectoria de décadas y tuvo sus momentos de gloria junto a Paco Stanley. No obstante, tras el asesinato de Stanley y acusaciones que lo señalaron como cómplice, aún y cuando fue declarado inocente la duda quedó, amén de una percepción de “mentiroso” y “traicionero”. Ambos han visto grandes beneficios.
Ahora son percibidos de manera mucho más positivas. Tienen imágenes familiares, asociadas con el trabajo en equipo y la solidaridad, son sensibles y son “los tíos”. Todo “Mar” ha tenido un efecto similar. Vaya, a Karime la ha ayudado a dejar de ser sólo la de “Acapulco Shore”, a Gala como una defensora de las mujeres.
La crisis de “La Casa de los Famosos” viene de que, como no había sucedido antes, las imágenes de otros han cambiado, pero no para bien. Adrián Marcelo, quién ya tenía una imagen radical, ha sido aún más divisivo y se ha quedado sin contratos; ha visto eventos cancelarse.
Sian Chong se ha quedado sin posibilidades, al corto plazo, de personajes de héroe o protagonista. Ricardo Peralta vio sus números de seguidores disminuir y la percepción alrededor de él como una figura clave la comunidad LGBTQ+, como alguien divertido, cambió.
¿Qué pasará con ellos? ¿Ganaron? Es claro que, en el corto plazo, no. No tendrán nuevas ofertas de trabajo como pasó con Nicolla Porcela o Wendy Guevera. Muchas marcas evitarán ser asociadas con ellos.
La promesa de “La Casa de los Famosos” es más fama. Lo dice la canción y está en las pretensiones de todo lo que gira alrededor de la vida programa.
Tras esta segunda entrega, estará en si es una buena idea o no ser su habitante, en si la “transformación”, al salir, será positiva. Entre si se sale por la puerta de atrás o por la de enfrente.
No hay planes para jugar o habitar “la casa”. Sólo hay un antes y un después que puede ser mejor dependiendo de qué se hace y quién se es bajo condiciones por completo antinaturales.
“Yo quiero fama… quiero fama…” y la promesa se cumple. Qué tipo de fama es la cuestión… de qué lado del filo de la navaja se cae.