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@guillermopous
El Divo, era una máquina de talento: perspicaz publicista, experto mercadólogo y agudo publirrelacionista; contaba con todas las características para que cualquier empresa del rubro quisiera tenerlo dirigiendo sus filas.
Así era el, imperante defensor de los derechos de autor, representante incesante de los derechos de intérprete, escritor, compositor, arreglista, músico, director de orquesta, coreógrafo, actor y diseñador de modas. El producía sus entrevistas, las escribía, musicalizaba, dirigía las escenas en video y operaba la edición. Sabía exactamente cuando mostrarse ante las cámaras, lo que debía decir o lo que debía callar con una mera sonrisa, jamás cobró por una nota, por una participación o por una “ayuda”. Vivió de emociones y de escándalos, también de decepciones; vivió rodeado de éxitos.
Habrá que reconocerle el mérito ya que al día de hoy en la industria de la publicidad, mercadotecnia o comunicación, no hay quien reúna todas estas cualidades; en la industria musical ni se diga, canciones compuestas, producciones musicales, películas y participaciones, temas para telenovelas, conciertos, reconocimientos, entrevistas y notas, no hay quien pueda tener una cuenta exacta, mucho menos quien le compita. Más de 150 millones de copias de álbumes vendidas en todo el mundo, es el único artista que en vida recibió todos los reconocimientos que la industria musical puede otorgar.
Era simplemente un showman, el era su propia marca, representaba productos y servicios, el ejemplo perfecto del embodiment. Bastaba mencionar su nombre, el título de sus canciones, sus frases o tararear una melodía para identificar perfectamente de quien o de que se trataba; no necesitaba presentación. Así se le recordará, era todo un activo.
“Todos debemos participar en la alegría de Mexico, conmigo o con mis canciones ha habido muuuuucha en nuestra patria. Como le digo a la gente GRACIAS POR CANTAR MIS CANCIONES a usted le digo GRACIAS POR CUIDARLAS, yo por eso confío en usted :)”
Genio y figura…