Por Alfredo Cervera
La forma en que las empresas consiguen que el viento sople a su favor.
Las decisiones que se toman en la esfera gubernamental afectan en gran medida el rumbo de ciertas compañías, con el peligro de traer resultados negativos de negocio. Por ejemplo, susbsidiar algún bien de consumo o aumentar los impuestos —una medida que en apariencia beneficia a la población— puede perjudicar al mercado en diversos niveles.
Con esto en mente, los corporativos tienen departamentos enfocados a determinar si es posible influir entre los individuos y grupos con poder de intervención. Ya sean tabacaleras o farmacéuticas, las empresas cuentan con un profesionista de relaciones públicas dedicado en lograr que la legislación perjudique en menor medida a sus negocios. Esto se le conoce como asuntos públicos (AP).
De acuerdo con Alejandro Romero, ceo y director en México de Llorente & Cuenca, una buena estrategia de AP —conocidos en México como cabildeo— es aquella que logra poner de manifiesto todos los puntos de vista de un problema, con el propósito de convencer al decisor que existen ciertos aspectos en los cuales necesita pensar.