Donald Trump en sus primeros diecinueve días de gobierno ha firmado tal cantidad de ordenes ejecutivas, (suele aparecer fotografiado en su escritorio con una pila de estas carpetas), que tiene a todos los líderes del mundo preocupados por que una de estas NO los alcance en este breve período denominado como la era de oro de los EUA que tiene todas las características de un fuerte huracán que no cede en su impulso.
Esta serie de acciones, sin un hilo conductor, es decir, no ligados a una estrategia clara de gobierno, parecen solo responder al cumplimiento de las promesas de campaña que Trump hiciera a su base electoral y solo le proporcionan golpes efectistas de cara a su informe de los primeros cien días de trabajo.
El único país que parece haberse preparado con anticipación para el triunfo del republicano, es China que le permite ahora desafiar a los Estados Unidos. Xi- Jinping, su líder casi vitalicio, que no hace aspavientos, no levanta la voz, que no busca el reflector mediático, pero que si teje fino su estrategia para apoderarse de la geografía del poder, es un fiel seguidor de la filosofía de Sun Tzu que dice que las batallas se ganan antes de llevarse a cabo.
¿Cómo se preparó China para el enfrentamiento?
Los analistas y estrategas del gigante asiático sabían que los populismos nacionalistas venían a la alza y pusieron en la mesa una revolución económica bajo la frase rectora HECHO EN CHINA 2025 que orientaba los recursos financieros para modernizar la planta industrial. El Estado implementó subsidios y créditos baratos a los productores de paneles solares, aviones, autos eléctricos y drones provocando un crecimiento de un 29%.
De ser la fábrica de los productos más bajos de la cadena mundial de precios, pasó a convertirse en una potencia manufacturera muy apreciada.
Algunos datos que relevan que la estrategia proporcionó resultados, son: En el 2024, China exportó 10 millones de autos eléctricos superando a Tesla. Elon Musk, ahora en el equipo de gobierno de Trump, ha tomado nota de esto y se apresta a revertir la situación con doble interés.
El mercado de los drones es dominado por ellos con más del 90% del mercado global.
Su proyecto verde, le llevó a fabricar paneles solares presentes en el 65% de la producción mundial. No satisfechos con lo anterior, los chinos dominan en sector de las tecnologías de la información, las máquinas computarizadas y los robots de alta gama.
De esta forma, China es capaz de amenazar con la misma estrategia de negociación que Trump utiliza y amedrenta: Impone aranceles, dando paso a la guerra comercial que presenciamos entre las dos potencias.
Los Estados Unidos realizan un minucioso seguimiento sobre cada paso que da China en Latinoamérica incluido nuestro país a quien ha obligado a replantearse sobre el bando que debe apoyar so pena de perder su lugar en el tablero de la buena vecindad si desestima a los Estados Unidos como a su principal socio comercial; puede perder de un plumazo ejecutivo su lugar, como receptor de las empresas americanas a través del nearshoring que nuestro gobierno ha soslayado apostando por reformas que ahuyentan esta relocalización e inversión.
La presidenta mexicana en el caso de los aranceles ha jugado hasta ahora de manera inteligente. Su recomendación de cabeza fría, le permitió ganar un mes de plazo ante Trump, un plazo que momentáneamente nos da oxígeno. Este es el primer episodio de la negociación que tuvo un costo de 10,000 soldados mexicanos y será un proceso de cabildeo que se prolongará en varios temas durante los próximos cuatro años. Esperemos que para entonces nuestra cabeza no se congele.
Nos encontraremos más adelante.
Federico Torres López.