Por Juan Cárdenas
Twitter: @Desautomatas
La semana pasada pude ver la nueva película de Will Ferrell, “Casa de mi padre”. Ferrell es un actor de comedia quien por lo general se especializa en satirizar exageradamente estereotipos norteamericanos o de la cultura popular. Esta vez interpreta a un ranchero mexicano llamado Armando Alvarez, la película es hablada en español en un 99 por ciento y es la típica tragicomedia de una familia destruida y vengada en medio de una guerra del narco, con triángulo amoroso incluido.
La película ha sido vapuleada por ser sólo un “buen intento” o un “interesante experimento no logrado”, o aplaudida por su originalidad o valor. En lo personal creo que es una genialidad porque me parece una broma completa, hacia los mexicanos, hacia los norteamericanos, hacia las películas de evidente bajo presupuesto de décadas pasadas y guiones absurdos o ediciones sin continuidad o lógica; y al mismo tiempo es un homenaje, pero en el fondo sólo una gran broma. Y conociendo el trabajo de Ferrell, del escritor Andrew Steele y director Matt Piedmont (los tres han trabajado como equipo en proyectos como Saturday Night Live o Funny or Die, dos emblemas de la comedia norteamericana más atrevida e inteligente que podamos encontrar) esto es evidente. O ¿alguien cree que podía ser en serio?
Sí. Hay quien lo piensa, siempre lo hay ciertamente, en este caso lo encontré al leer una publicación de Rosana Ubanell, sub directora de la Revista Nexos de American Airlines, en el portal VOXXI, un medio que desde Miami busca ser la voz de los hispanos del Siglo XXI y dar noticias a “latinos aculturados”. Pueden leer su crítica completa en español en su blog, pero a grandes rasgos la ataca por ser mala, ofensiva para los hispanos (y nos recuerda que no son todos mexicanos) y ridícula para los gringos; pero sobretodo “la obcecación por llegar a un mercado hispano que no existe como tal”.
Dudo mucho que alguien haya pensado en esta como una película para “divertir a los gringos” como escribe Ubanell, así como para “llegar al mercado hispano”. Yo soy mexicano y en absoluto me sentí ofendido, quizá radique en que además, o mejor dicho, independientemente de ser mexicano, cuento con una cultura que considero decente; entre lo cual conozco y he visto varias películas de aquellas con escenografías falsas, paisajes naturales que eran papel tapiz, errores y saltos de edición, etc. En las cuales los guiones son el surrealismo que alguna vez Bretón aplaudió. Creo que pude entender la intención de esta película por lo tanto.
Su crítica me preocupa porque al leerla creo que ella no tiene este contexto y como escritora debería al menos haber investigado, aunque tampoco me parece un contexto muy profundo, pese a que Ubanell es española y vive en Miami (y muchas empresas en los EE. UU. creen que Latinoamérica es como Miami). Pero además me molesta porque en su mismo texto ella escribe “el mercado hispano de Estados Unidos, esa panacea de 50 millones de televidentes, cinéfilos, compradores de lo que sea”, y más adelante afirma es un mercado que no existe como tal. Esto además lo publica en un medio destinado a hispanos. ¿Soy yo o algo se contradice aquí?
La percepción y el contexto siempre cuentan, son factores importantes para poder evaluar algo. El también columnista de esta página Guillermo Perezbolde comentaba en su muro de Facebook la semana pasada si Walmart habría ya pagado su Comunity Manager con aquel incómodo comentario sobre el temblor que pese a todo le hizo ganar más de dos mil seguidores en Twitter. Incluso en el mucho más trágico terremoto de 1985 los chistes del temblor fueron cosa común, el mexicano no perdona, sin embargo y por cruel que les parezca a muchos, es diferente el contexto en el que se digan, quién lo diga, para qué o en qué momento. Si la gente hace bromas del temblor, como lo hicieron, no tiene el mismo impacto ni se valora de forma igual que una marca o corporación.
¿Cómo se relaciona esto con la película y la crítica de Ubanell? En el contexto. Así como no se vale bromear a nombre de una marca en asuntos de sensibilidad moral, no se vale buscar gravedad donde no cabe de forma tan fácil. Es evidente que esta película es una broma. Ferrell no intenta hablar español, escucharlo leer sus diálogos con ese acento es de risa, él lo sabe, nosotros lo sabemos, Ubanell no. Y entendería su crítica en otro contexto, pero me parece muy forzado e ingenuo su acercamiento, y por ello también contradictorio. Si no entendemos el contexto al que vamos dirigidos, lo conocemos, estudiamos y entonces atacamos, no podremos comunicar nuestro mensaje.
Para finalizar sólo diré yo sí creo que existe un mercado latino o hispano (como quieran llamarle) muy definido en los EE. UU., y eso espero pues trabajo para él, mi empresa me contrató también considerándolo. Por ese mercado es que esta película ahora cobra vida, y también creo es una muestra más de las muchas fusiones entre ambas culturas como muchas otras expresiones artísticas, de comunicación y mercado han surgido, bajo ese contexto, esta película es como cualquier otra de Will Ferrell, de ahí, si la van a disfrutar o no, y ya.