El código de barras, también conocido como UPC, comenzó a utilizarse en los supermercados en Estados Unidos a principios de la década de los setenta. Hoy es el símbolo del comercio porque está prácticamente en todos los productos del mercado industrial.
Desde hace un par de años el código de barras que está impreso en los empaques de los productos comenzó a verse como una oportunidad para hacer marketing. Compañías como Coca-Cola han adaptado los códigos al darle forma de botella para llamar la atención de los consumidores.
El código de barras tuvo una evolución importante en este siglo con los llamados códigos QR que muchas campañas de marketing han utilizado con distintos resultados. La adaptación más relevante es tal vez la de Snapchat, que permite agregar contactos al escanear un código.
Pero el código de barras tradicional no ha muerto como herramienta para la publicidad. Te mostramos tres casos en los que los creativos le dan usos atractivos a esta tecnología a la que ya estamos habituados.
Krispy Kreme
Esta semana la compañía de tiendas de donas Krispy Kreme presentó una campaña para la que adaptó la máquina que pone el glaseado para que cayera de una forma para que se vea como un código de barras. Los usuarios que tomen una foto o lleven el video a las tiendas participantes en Estados Unidos obtendrán una docena de donas gratis en la compra de otra.
Carrefour
Hace un par de años, la cadena francesa de tiendas Carrefour hizo una campaña en Egipto para dar a conocer descuentos de hasta 50 por ciento en los precios.
WestPac
Esta compañía de logística de Australia creó una campaña en la que relacionó el traslado de bienes a través de distintos medios con la imagen de un código de barras.