Antecedentes
El caso de Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias “El Chapo” Guzmán, (nacido en La Tuna, Badiraguato, Sinaloa, México, 25 de diciembre de 1954) líder de la organización internacional de la droga, llamada la Alianza de Sangre, también conocida como el Cártel de Sinaloa, ha disparado las más increíbles reacciones, en todos los niveles de la sociedad, desde el hombre de la calle, hasta el empresario o el responsable de capacitar gente en las organizaciones.
Las opiniones recorren el tema en forma vertical y horizontal, principalmente cuando se supo que dos actores del cine, el estadounidense Sean Penn y Kate del Castillo, mexicana, nacionalizada estadounidense, lo habían entrevistado y al parecer forman parte de un equipo de trabajo del propio criminal para producir una película teniendo por argumento su negra historia, como lo fue en en Colombia y en su tiempo Pablo Escobar Gaviria.
Debate
En los debates en los que llegué a participar en estos días, a través de redes sociales, hubo uno que me llamó la atención, fue un comentario de un personaje del mundo de las organizaciones que me decía respecto a El Chapo: “Un chico pobre, que empezó a trabajar a los nueve porque el gobierno, el estado, la sociedad y el país no le dio la oportunidad de estudiar y porque no quiso ser ‘otro pobre más’. A los quince empezó ‘su’ negocio y hoy tiene un emporio a nivel mundial… Mucho, mucho que aprenderle. Debiera ser caso IPADE, mínimo.
El Chapo y su liderazgo
En nuestra colaboración del pasado 22 de julio del 2015, titulada El Chapo Guzmán no es un Robín Hood, es una cartografía del Mexico oscuro, expresaba que debemos hacer del liderazgo un concepto supremo, y reforzaba comentando: “No nos confundamos ‘El chapo’ Guzmán es un vulgar criminal, se ve así mismo como un líder de buenos sentimientos”. El liderazgo es el arte de la persuasión, el acto de motivar a la gente a hacer más de lo que creyó posible en pos de un bien mayor. El liderazgo deseable será fuerte y sabio. Se trata de buscar líderes competentes y carismáticos que generen entornos que permitan incluso impulsar e inspirar, a muchos otros a conseguir mucho. Que sean inspiración para una sociedad mejor”.
La responsabilidad
Partamos del concepto de la responsabilidad, palabra definida en el medio organizacional como accountability para hacer que los integrantes las organizaciones asuman su responsabilidad y rindan cuentas de manera objetiva y oportuna. La palabra accountability nos lleva a, ser accountable que significa cumplir con el puesto, la responsabilidad para la que fuimos contratados, hacer las cosas día con día mejor, buscar la excelencia, hacer todo lo necesario para contribuir a los resultados de la organización a la que uno pertenece; esto implica compromiso, ser proactivo, productivo, y siempre agregando valor, bajo un marco ético profesional.
Ser responsable
Ser responsable y rendir cuentas son conductas que reflejan madurez y profesionalismo, creando hábitos, conductas positivas y no pasar la culpa a otros.
La expresión de que El Chapo no tuvo oportunidades por culpa de otros y de no querer ser un pobre más, no cabe en esta reflexión de ser accountable.
Es un hecho que el ser humano por necesidad, se debe relacionar con otros y para ello debe cumplir una serie de reglas de comportamiento, dependiendo del lugar y el tiempo en el que se encuentre. Estas obligaciones, que cada individuo debe cumplir con los demás, se denominan responsabilidades sociales.
La idea de que los individuos tengan una responsabilidad para su sociedad se remonta a los filósofos griegos y el sistema romano de legalidad y nosotros vivimos en un sistema legal.
La responsabilidad social, hoy día, se considera un concepto normativo no obligatorio o “ley blanda” (es decir, sin la fuerza de la ley), tales como los plasmados en algunos acuerdos internacionales, por ejemplo, la “Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos” adoptada por la UNESCO.
Lo anterior da origen no solo a diferentes tentativas o percepciones “sectoriales” de establecer mecanismos de “responsabilidad social” -la más notable entre las cuales son las referentes a responsabilidad social corporativa o “responsabilidad social empresarial” (RSE)- sino también a nuevas propuestas acerca de las implicaciones institucionales del concepto.
¿El Chapo un caso IPADE?
El Objetivo del IPADE es formar líderes en la alta dirección mediante una propuesta innovadora académica, enfoques globales de los negocios, responsabilidad social y en apego a los principios cristianos, con el ánimo de transformar positivamente una las organizaciones de todos los sectores, y a la sociedad en general.
A través de la metodología del aso y centrada en los participantes, se propician procesos de análisis, diagnóstico y proyección, que permiten que el director reflexione acerca de su empresa y su persona en el quehacer de tomar decisiones y de conducir, con sentido humano, a una organización.
Con lo anterior, el director de empresas contribuye positivamente a la comunidad empresarial de un país. El IPADE tiene una misión, visión y valores muy claros, y en ninguna de sus partes empatan con un comportamiento y una organización como la del Cártel de Sinaloa.
El Chapo, un empresario
La propuesta de que llegue a ser un caso IPADE, nos llevaría a las preguntas:
- ¿Debemos o podremos tener por empresarios a personajes como El Chapo?
- ¿Cuál será la opinión, al respecto, de Carlos Slim, Lorenzo Sertvije, Alberto Bailleres? Bailleres fue reconocido por el Senado de la República con la presea Belisario Dominguez, entregada a personas destacadas por sus virtudes.
Creo que este tema del bien y el mal, más bien sería un caso para el desaparecido programa de Chabelo, en su sección “Mi conciencia y yo, o lo qué se debe hacer y lo que no se debe hacer.
Dudas de que sea un caso ejemplar
Me niego a aceptar que una figura así sea un caso ejemplar, es un ser que generó miles de muertos, miles de intoxicados, secuestrados, que destruyó a familias enteras. El Chapo es autócrata, con un liderazgo fundamentado en el terror, el miedo, el dinero. Sería tanto como hacer apología de un criminal.
- ¿Dónde quedaría la responsabilidad social, la ética, la moral?
- ¿Cómo definiríamos nuestra cultura organizacional cuando basemos nuestros negocios en los principios de negocio y de vida del Chapo Guzmán?
Entonces ¿”el fin justifica los medios”?
Cuidado, el camino podría ser equivocado para nuestros hijos y nietos poniendo a El Chapo como ejemplo para nuestras familias, organizaciones, para nuestro país. Vamos preguntando al IPADE si incorporaría un caso Harvard de El Chapo en sus programas de estudio.
Reflexión
Entonces ¿vamos a culpar a otros de lo que yo no tengo? ¿en dónde queda la responsabilidad? Y como soy víctima ¿tengo licencia para delinquir? ¿esta es la salida en nuestro país para combatir el desempleo o la pobreza?
Con esas premisas se justificaran cientos de personas, incluso políticos, por ejemplo: los presidentes municipales sin estudios, bajo la expresión “no quiero ser un pobre más”…
Si así tenemos como país un gran problema de corrupción, impunidad y cinismo, con esa justificación de “no quiero ser un pobre más” ¿a dónde llegaremos? Bien dice el refrán “cada cabeza es un mundo”; pero ese mundo no cabe en mi cabeza, imaginando a cientos, sino miles o millones de familias diciendo a sus hijos o nietos, “no tuviste oportunidades” y “antes de llegar a pobre, trafica con drogas, mata, roba, secuestra….el fin justicia los medios” ¿será la fórmula?