- El CEO de Hertz, Stephen Scherr, renunció porque se equivocó con su decisión de apostar anticipadamente por la electrificación de su flota comprando 100 mil Tesla.
- Hertz designó a Gil West como sucesor, proveniente de Cruise, subsidiaria de General Motors.
- La nueva estrategia: reorientación de Hertz hacia la adquisición de vehículos de combustión interna.
El CEO de Hertz, Stephen Scherr, anunció sorpresivamente su renuncia.
Scherr, quien lideró la compañía de alquiler de vehículos durante dos años después de una extensa carrera de tres décadas en Goldman Sachs Group, dejará su cargo en el grupo y hay más dudas que certezas respecto de las razones.
Para sucederlo, Hertz Global Holdings designó a Gil West, actual CEO de Cruise, la subsidiaria de General Motors dedicada a la fabricación de taxis autónomos.
El movimiento de Scherr sigue a un periodo tumultuoso para Hertz, marcado por la implementación de una arriesgada estrategia de adquisición de vehículos eléctricos de Tesla.
Esta apuesta buscaba posicionar a la compañía como líder en el mercado de alquiler de automóviles impulsados por energía eléctrica.
Sin embargo, la decisión de comprar 100,000 vehículos Tesla coincidió con una reducción en los precios de los automóviles de la marca, una estrategia de Elon Musk para impulsar las ventas.
Esta situación impactó severamente en los márgenes de ganancia de Hertz, especialmente en modelos como el Model 3 y el Model Y.
El CEO de Hertz y la mala idea con los Tesla
Como te lo contamos en Merca2.0, la empresa, en un intento por recuperar parte de sus pérdidas, decidió deshacerse de aproximadamente un tercio de su flota mundial de vehículos eléctricos a principios de este año.
Esta medida representó un cambio drástico en su estrategia de electrificación, apenas tres meses después de haber anunciado un ambicioso plan de expansión en el sector de vehículos propulsados por baterías.
Según revelaciones hechas en distintas presentaciones regulatorias, la venta de alrededor de 20,000 vehículos eléctricos representó una pérdida financiera considerable para la compañía, ascendiendo a 245 millones de dólares en depreciación y desgaste excesivo.
Evidentemente, no le perdonaron a Scherr este error.
El revés obligó a Hertz a reconsiderar su enfoque, optando ahora por reinvertir los fondos obtenidos de la venta de vehículos eléctricos en la adquisición de automóviles de combustión interna.
Este cambio estratégico marca un importante retroceso en los planes previos de la compañía, que tenía como objetivo tener el 25% de su flota compuesta por vehículos eléctricos para fines de 2024.
Explicaciones
En enero pasado, la compañía admitió enfrentar dificultades para atraer suficientes clientes interesados en su oferta de vehículos eléctricos, lo que motivó la decisión de ajustar su cartera de productos a la demanda real del mercado.
Esto sorprendió a muchos observadores, especialmente considerando los acuerdos previos de Hertz con Tesla y Polestar para la adquisición de cerca de 200,000 vehículos eléctricos.
En medio de este escenario, la renuncia de Scherr no debería ser tan sorprendente. Hertz ahora busca reconstruir su imagen y recuperar la confianza de los inversores y clientes tras el fracaso de su estrategia de electrificación.
Malas decisiones de CEO: lecciones del pasado
La historia empresarial está marcada por decisiones desacertadas de CEOs que han tenido repercusiones en sus empresas.
Una de las más conocidas es la del CEO de Blockbuster, John Antioco, que en 2000 rechazó la oportunidad de adquirir Netflix por 50 millones de dólares.
La resistencia del CEO de Nokia, Stephen Elop, de adoptar el sistema operativo Android en favor de Windows Phone fue clave en el declive de la compañía en el mercado de teléfonos inteligentes.
Hace una década, la falta de visión del CEO de Kodak, George Fisher, para reconocer el potencial de la fotografía digital, llevó a la empresa a la bancarrota después de dominar durante décadas la industria de la fotografía analógica.
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