Por supuesto, el sexo vende. Esa premisa no toma por sorpresa a nadie, sin embargo, sigue mostrando su vigencia día con día como herramienta de mercadotecnia de un modo u otro. Lo vemos en lo más básico: los tabloides, el video de Shakira y Rihanna, las edecanes en la tv abierta, pero también a veces surgen engranajes sofisticados -aunque a simple vista no lo parezcan, precisamente por girar alrededor de la temática sexual- como el del caso de Lars Von Trier, su director de marketing Philip Einstein Lipski y la película Nymphomaniac.
Más notas relacionadas:
5 estrategias de marketing vistas a través de 5 series de tv actuales
5 estrategias de mercadotecnia que influyeron en el éxito de la película “Her”
5 campañas de marketing creativas del cine
Lars Von Trier es conocido como el enfant terrible del cine, él mismo se califica de ese modo y está orgulloso de ello. Las películas de este director danés son crudas y retadoras. No todo el mundo lo tiene considerado un gran cineasta pero lo cierto es que es transgresor, es agresivo y sabe perfectamente cómo vender su imagen como director y por ende, sus películas. Su personalidad ha sido un gran detonante para alcanzar el éxito en el mercado, aunque tampoco podemos dejar de lado su estupenda capacidad creadora.
En el caso de Nymphomaniac, su red de marketing empezó a tejerse desde el nombre del film. Eligió este por encima de uno mucho menos explícito, para empezar, e inmediatamente la gente comenzó a especular acerca de los propios límites de Von Trier en cuanto al tema del sexo, que forma parte crucial de su discurso cinematográfico.
Durante la conferencia de prensa danesa, el elenco se presentó sin el director, que fue el gran ausente de la noche. El objetivo de esta ausencia fue dar seguimiento al incidente en Cannes (en el 2011) cuando hizo comentarios pro-nazis -o comentarios malinterpretados como pro-nazis, según algunos y él mismo después- tras el que decidió ya no atender prensa. Solo posó para los fotógrafos, y el enfant terrible llevaba puesta una playera negra con el logotipo de Cannes. Lars Von Trier no dejó de dar de qué hablar, y por supuesto, funcionó en los medios.
Lo siguiente fue una campaña en donde revelaron pósters. Primero uno minimalista y bastante ingenioso que solo contenía el símbolo “ ( ) ” en una alusión claramente sexual y que luego se convertiría en estandarte de la campaña, siendo parte incluso del nombre de la película (que se presenta como “Nymph( )maniac”). Los siguientes pósters mostraban a cada personaje con los gestos propios del momento de un orgasmo, que inmediatamente invadieron la web en los medios -especializados en cine y no- y las redes sociales. Una campaña sugerente y distinta que se le ocurrió a Lipski con ayuda de su esposa. La campaña fue tan exitosa, que incluso recibió parodias y reinterpretaciones (siendo la de los Muppets una de las más sorprendentes).
El mismo Lipski ha declarado, de manera muy osada, que “cualquiera que haya tenido sexo en su vida tendrá interés por ver esta película”.
Tras su reciente estreno en el Festival de Cine de Berlín, la película ha generado opiniones encontradas en la crítica experta. Al parecer, para muchos el discurso no está a la altura de la mercadotecnia, aunque sí de la promesa más básica detrás de sus campañas. El sexo al fin y al cabo está ahí, explícito y sin censura, solamente alejándose de la pornografía por sus discursos y fondos psicológicos, y de historia. Falta esperar a su estreno en México (que quizá no sea pronto, considerando lo mucho que tardaron en traer Melancholia) para saber si Nymphomaniac es un caso en el que el gigante mercadotécnico, superó al gigante del engranaje cinematográfico.