Antes de la pandemia, ¿estuvo usted en alguna playa, en el bosque o quizá en otro país? ¿Cómo se desconecta de su trabajo? ¿Con qué frecuencia se tomaba unas merecidas o al menos, necesarias vacaciones?
Mucho se ha escrito sobre recomendaciones para mantener el sano equilibrio entre el trabajo y el descanso y hay interesantes contenidos como el TED Talk de Nigel Marsh (How to make work-life balance work | Nigel Marsh – YouTube), donde plantea la incompatibilidad de los deseos de desarrollo en nuestras carreras y el balance estándar que buscamos en nuestra vida.
Pero esto adquiere un matiz distinto en el campo, pues alimentar al mundo es una labor que no se detiene y no son pocas las veces en que el ciclo agrícola atropella las festividades de una localidad y aquí les cuento cómo los días de descanso en ocasiones se convierten en referencia para detonar algunas actividades agrícolas.
Por ejemplo, es común escuchar a agricultores decir que, si no siembran antes de día de muertos, entonces ya van atrasados. Obviamente la actividad agrícola se ajustará a temas como disponibilidad de agua e insumos, clima y otros factores, pero son ideas guardadas en el pensamiento colectivo.
En los cultivos que en México se siembran en el ciclo otoño – invierno, la navidad es una referencia cuando las bitácoras reflejan que en esa fecha se hizo alguna aplicación de fertilizante o insecticida, se sembró o para los más adelantados, ya habrá dado el primer riego. En cultivos que van terminando su ciclo, el 25 de diciembre puede cruzar con la fecha de cosecha también.
La semana santa representa el alto total de actividades para algunos grupos de agricultores que respetan disciplinadamente sus fiestas religiosas pero la gran mayoría continúa en la labor del campo con todo énfasis y por ejemplo mientras escribo esta columna, existen compromisos de entrega de semilla y visitas comerciales en la región Bajío que está en plena siembra de maíz.
En una ocasión visitando Sonora, me encontraba en una comida con clientes degustando un delicioso corte típico de la región, cuando observé a un agricultor al que había visitado un día antes y estaba acompañado de su familia a unas mesas de distancia.
Antes de salir del restaurante, me acerqué a su mesa para despedirme y me hizo saber que estaba celebrando la primera comunión de su hija… en martes. Después me enteré que ese fue el único espacio de tiempo que encontró en medio de la siembra de algodón y que su familia estaba absolutamente acostumbrada.
Todos estos momentos tienen en común el indiscutible esfuerzo que los agricultores ponen para hacer realidad un nuevo cultivo y obtener los mejores resultados posibles unos meses después y el descanso, tendrá un mejor momento. Mención aparte merecen las mujeres y hombres prestando servicios alrededor de esta actividad pues ingenieros, técnicos, vendedores, sembradores, cosechadores, administrativos, distribuidores, adaptan su agenda a las necesidades de sus clientes.
Quizá lo que está lejos del entendimiento de quienes están en una oficina o en una fábrica, es que estos períodos de celebración o descanso para muchos son ajenos pero no necesariamente sinónimo de sufrimiento o malestar pues un agricultor encuentra el clímax profesional cada vez que está en el campo, atendiendo su cultivo y colaborando de sol a sol en la extraordinaria labor de producir alimentos. Elos mejor que nadie, establecen un balance de vida y trabajo.
SEMBRANDO REFLEXIÓN
Hace algunos años tuve la oportunidad de conversar con uno de los directores globales de la organización para la cual presto mis servicios, mexicano, por cierto, y le pregunté sobre su clave para mantener este ansiado equilibrio.
Me compartió algunas recomendaciones como apartar celosamente el espacio para hacer ejercicio, leer y divertirse, así como establecer una rutina de trabajo estando en su país base, así como para las ocasiones en las que se encontraba de viaje.
Pero principalmente el secreto estaba en hacer acuerdos con su círculo más cercano: su familia. Si el plan de tiempo y actividades en familia se llevaba con disciplina, lo demás fluiría de manera regular porque enfatizó que la retroalimentación que recibía por parte de su equipo era predecible: “viajas mucho”, “sales tarde la oficina”, “estás muy ocupado”. “En realidad he hecho las adecuaciones necesarias para proteger los tiempos y actividades que acordé con mi familia, por eso la gente cree que no tengo balance”, me compartió.
Reflexionar sobre ese tema, es tan importante como encontrar una labor que nos apasione tanto y que, por ende, no parezca ser trabajo y ahí es donde las líneas son mas borrosas para poder diferenciar nuestras actividades y respetar nuestros descansos.
Gracias por permitirme conectar una semana más así que los espero la semana entrante para que podamos seguir compartiendo historias de AgroMarketing, aquí o en mi Twitter @soyjuanbecerril y en LinkedIn.