Vivimos intensamente el día a día que a veces no nos damos cuenta del cambio de época que viene. No son cambios aislados ni independientes, estamos en el umbral de un nuevo hito, hay que tomar seria conciencia de ello.
La inteligencia artificial es la ruta por la que las generaciones concurrentes en el siglo XXl habremos de transitar y esto no le es ajeno a nuestro sector de la comunicación.
Antes de desarrollar el tema demos un vistazo a la historia para darnos cuenta de lo que esto significa. Enfoquémonos en cinco acontecimientos que tuvieron resonancia mundial y dimensionemos el salto que ya hemos dado.
En todas y cada una de las épocas el proceso de la comunicación se hizo presente y tuvo su peso específico en los éxitos, descalabros y eventualidades que se dieron, y así quedó registrado para la historia.
Los mensajes fluían a gran velocidad y a través de diferentes canales y medios dominantes. Imaginemos para ilustrar la premisa algunos ejemplos que se suscitaron en algunas de estas épocas y revisemos la llegada del hombre a la Luna y con esta el uso de la televisión en blanco y negro, que trasmitió este trascendente acontecimiento, así como la llamada posterior que desde la Casa Blanca el Presidente Nixon realizó a los astronautas hasta el módulo lunar, sentado en el salón oval.
Otro ejemplo más lo tenemos en la Segunda Guerra Mundial, en el momento en que las tropas desembarcan en Normandía y los mensajes por la radio debían ser precisos para ubicar las zonas en las que los aviones debían bombardear sin afectar a sus propias tropas y así, en cada etapa existen evidencias del rol que desempeñó la comunicación y sus herramientas a su alcance.
¿Qué tenemos ahora con la llegada de un nuevo hito llamado inteligencia artificial?, ¿cuáles serán los procesos de comunicación que nos mantendrán en acción?
“La tecnología ha venido a simplificar el trabajo”, a decir de Macario Schettino, un gran comunicador mexicano, quien nos ha dado muchas horas libres impactando de manera positiva el sector de la comunicación y del entretenimiento. Lo anterior es sumamente real, dado que con las horas libres que nos da el automatizar los procesos laborales, nos queda espacio para el ocio.
Entonces, al existir demasiado tiempo libre, la industria del entretenimiento se beneficia enormemente, así como las compañías de telefonía, dado el desmedido uso de las redes sociales; en consecuencia, el consumo es alto y personalizado.
Un café lleva nuestro nombre y las instrucciones de cómo elaborarlo y una película la puedo ver en episodios (tomando en cuenta el poco tiempo que tengo para verla de corrido) a través del streaming.
¿Qué tenemos para los próximos años en la comunicación?
El uso de las redes y plataformas que se orientarán a grupos de clientes que tendrán mucho tiempo y que se informarán con datos cada vez más seleccionados por ellos, evitando caer en la obesidad informativa.
La última palabra la tiene el cliente, el ciudadano, que no debe olvidar que existe un orden natural de las cosas que lleva a la unidad y no a la despersonalización humana en aras de la inteligencia artificial.
Nos encontraremos más adelante.