Internacional.- El cambio climático es ya una realidad y, además de efectos negativos en el medio ambiente, ahora también se ha sabido que el mercado laboral también sufrirá sus consecuencias. Esto se ha podido conocer gracias a un estudio difundido ayer por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que pronostica que en el año 2030, las pérdidas por la caída de productividad asociada al calentamiento serán de 2 mil 400 millones de dólares.
Así que la OIT ha determinado que prevé que “se pierda el 2.2 por ciento de las horas de trabajo en todo el mundo como consecuencia del aumento de la temperatura, porcentaje equivalente a 80 millones de puestos de trabajo a tiempo completo”.
Asía meridional y África occidental las regiones más afectadas
Estas pérdidas serían solo por el impacto del estrés térmico en la productividad laboral y, en el mejor de los escenarios, de incremento de la temperatura y es que tal y como determina este estudio, “el exceso de calor en el ámbito laboral constituye un riesgo para la salud en el trabajo porque limita las funciones y aptitudes físicas de los trabajadores y, en consecuencia, disminuirá la productividad”.
Pero, ¿cuáles serán las regiones más golpeadas por este problema? Según este informe serán Asia meridional y África occidental, donde la OIT estima que “se produzca una pérdida de alrededor del 5 por ciento de las horas de trabajo en 2030, es decir, alrededor de 43 millones y 9 millones de puestos de trabajo respectivamente”.
Los empleadores deben ofrecer programas de capacitación en materia de reconocimiento
Es por eso por lo que los trabajadores tienen que estar preparados para esta nueva realidad que plantea el cambio climático. Así que la directora de la Dependencia del Departamento de Investigación de la OIT y una de las principales autoras del informe, Catherine Saget, pide a gobiernos, empleadores y trabajadores adoptar “medidas acuciantes que hagan hincapié en la protección de los más vulnerables”.
Así que, para ello, la OIT destaca el fomento de infraestructuras adecuadas y el desarrollo de “sistemas de alerta temprana” para hacer frente a los fenómenos térmicos, así como la mejora de la aplicación de las normas internacionales del trabajado, en particular en la esfera de la seguridad y la salud en el trabajo, a fin de promover la formulación de políticas que permitan hacer frente a los peligros que provoca el calor”.
Asimismo, la OIT considera que los empleadores deberían proporcionar agua potable y ofrecer programas de capacitación en materia de reconocimiento y gestión del estrés térmico a sus trabajadores.