Para muchos consumidores el fin de semana del 14 al 17 de noviembre se convertirá en una oportunidad más de adquirir productos y servicios a un precio inmejorable, debido a los descuentos que se aplicarán por el Buen Fin. Lo que ha intentado ser una copia del Black Friday de Estados Unidos llevado a cabo en México, hoy se puede decir que también es un intento del gobierno por acelerar el consumo interno, que debido a diversos factores ha sufrido una disminución.
El Black Friday en Estados Unidos se realiza un día después del Día de Acción de Gracias (finales de noviembre) y marca el inicio de la temporada de compras decembrinas. Para el consumidor este día se vuelve toda una odisea al asistir a las tiendas, debido a la gran cantidad de gente que se reúne entorno a ellas, ya que algunas abren sus puertas durante la noche. Incluso, esta fecha no ha estado ajena a acontecimientos lamentables como la muerte de un empleado de Walmart en 2008, quien perdió la vida como consecuencia de los tumultos provocados al abrir las puertas de una tienda.
El Black Friday culmina con el Cyber Monday, en el que se ofrecen las mayores ofertas por Internet en tiendas de Estados Unidos y que ahora está abierto a otros países. Como lo comenté en el artículo “Tiendas Físicas vs Tiendas Digitales” , las ventas de este día se triplicaron en menos de una década, pasando de 484 millones de dólares en 2005 a más de 1465 millones en 2012, según un estudio de comScore .
En México, la iniciativa del Buen Fin se llevó a cabo por primera vez en 2010, como una forma de motivar el consumo y reactivar la economía. Normalmente se ha llevado a cabo en el tercer fin de semana de noviembre, que coincide con ser un fin de semana “largo” debido al festejo de la Revolución Mexicana.
De acuerdo a lo que comentó la titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) , Lorena Martínez, se realizará un monitoreo de precios de los productos que participarán en el Buen Fin de este 2014, para asegurar que los más de 5,000 comercios que participarán no incurran en publicidad engañosa y ofertas irreales. Además de esto, se anunció que el gobierno federal dispondrá de 500 millones de pesos para reactivar el consumo durante el programa del Buen Fin, otorgando premios económicos a 150,000 consumidores, el doble de la cifra de 2013.
Una de las preguntas que me vienen a la mente es si realmente este programa logrará reactivar el consumo interno de nuestro país. En las últimas semanas hemos escuchado los diferentes factores que podrían afectar la economía de México, desde los precios del petróleo, la incertidumbre en el tipo de cambio debido a la volatilidad de los mercados, hasta los hechos lamentables de la seguridad nacional que necesariamente afectan la confianza de los mexicanos.
Las cifras no mienten y en pasados días, la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), anunció que las ventas a tiendas iguales decrecieron en 2.1% en comparación de agosto de 2013. En lo que va del año, se ha tenido un nulo crecimiento en ventas para tiendas iguales y un alza de 4.2% a tiendas totales. Por otro lado, el Índice de Confianza del Consumidor cayó 2.4% a tasa anual desestacionalizada en septiembre de 2014, cuando el mes previo bajó 8%, según cifras del INEGI, lo cual representa una recuperación del optimismo de los mexicanos en relación con la situación económica de sus hogares y del país.
Desde mi punto de vista, por más optimismo que exista en cuanto al Índice de Confianza del Consumidor y a los incentivos que se brinden en programas como los del Buen Fin, me parece que la economía no se reactivará tan fácilmente, a menos que se lleven a cabo estrategias a mediano y largo plazo sostenibles, no solamente a través de programas del gobierno, sino también a través de un mejor análisis de lo que está sucediendo con el consumidor y los productos y servicios que hoy demanda.