Estoy con la compañía operadora móvil de teléfono que quiero estar. Llevo mas de cinco años con Movistar. Una de las razones principales es el precio. Por mi trabajo pago varias líneas y por lo mismo firmé un contrato forzoso para PYMES con dos años de duración. Hasta hace dos semanas estaba en el estatus en el que estamos todos lo mexicanos con el servicio de telefonía celular: “Mi compañía me da un servicio mediocre, pero podría ser peor…”. El servicio en las operadoras de telefonía móvil en América Latina es muy malo y caótico. Viajamos algo así como con un delay -retraso tecnológico-, no sólo de avances de la tecnología, también legislativo y de ideología. Nuestra comunicación de datos es muy lenta e ineficiente. Las grandes marcas operadoras dirán que es por falta de infraestructura de telecomunicaciones, ósea antenas y hardware pero en el fondo, el problema del por qué nuestros teléfonos móviles no son tan buenos como en el mundo entero es mucho más complejo de lo que parece.
¿Por qué nuestra telefonía móvil y la comunicación de datos es tan mala con respeto a EE.UU, Europa y China?
Hay un universo de factores, pero principalmente yo tengo tres en mente que afectan nuestros servicio y perspectiva de las marcas protagonistas en la telefonía y las telecomunicaciones:
La leyes. En Latinoamérica hay grandes vacíos legales en materia de telecomunicaciones. Es inexistente una gran red con la que todos se comuniquen. No es lo mismo lo qué está regulado en el Cuernavaca que en Progreso, Marida. Existe una realidad caótica de muchas leyes locales en un mismo país. Entonces, es imposible invertir y aterrizar en infraestructura de telecomunicaciones porque las leyes locales o no están actualizadas o no permiten lo que se permite en otros municipios de este país. Si queremos evolucionar y tener buen servicio en telecomunicaciones, es imprescindible antes tener una sola ley que regule los servicios y las inversiones en materia tecnológica. En países como Inglaterra, EE.UU y China, existe una sola ley que regula todos los sistemas de telecomunicaciones en el país. Y de ahí todos los proveedores se alinean para diseñar sus productos y servicios.
La tecnología y el dinero. Todo va demasiado rápido. Y es tanta la velocidad que somos incapaces de aterrizar los más recientes avances de tecnología de comunicaciones con ritmos tan acelerados. Las marcas no pueden invertir tanto dinero en tecnología de punta en tan poco tiempo. Si a esto agregamos que cada día somos mayores generadores de contenido y que por lo mismo consumimos más datos. La tubería se tapa más y más.
La cultura y la idiosincrasia. Los latinos estamos acostumbrados al caos y a no sujetarnos a una sola comunidad. Somos naciones poco comunitarias. Es decir, que no nos sujetamos a usar la infraestructura creada para la comunidad. Nos gusta usar nuestras propias cosas, de manera autónoma no como nación. Por lo mismo, existen antenas de Movistar, Telcel, ATT y varios operadores que pagan las misma renta por poner una antena en el mismo espacio de otras antenas de competidores. Es algo así como una telaraña de egos tecnológicos, en donde los clientes somos los más perjudicados por el mal servicios y la mala calidad de señal.
Pero volviendo al Big Data y a la extraña llamada del call center de Telcel que me inspiró a escribirles esto. Les cuento. De pronto y súbitamente, dejé de tener datos en mi teléfono móvil. Sólo podía conectarme a Internet mediante señal de WIFI. Yo uso mucho mis datos para varias aplicaciones por geolocalización -Soy algo así como un chofer de Uber Eats. Todo era un desastre y empezé a hacer llamadas al teléfono de servicio de Movistar para quejarme del servicio y que no podía usar mis datos. Súbitamente y casi al mismo tiempo me empezaron a llamar hora tras hora de Telcel para ver si me interesaba cambiarme de compañía operadora. La pregunta aquí es la siguiente: ¿Cómo se enteró Telcel que tenía problemas con mi componía de telefonía? Parece como premonitorio y como una especie de magia. La verdad es que es mucho más simple de lo que parece. El Big Data mide, monitorea y detecta todo lo que hacemos con nuestro teléfono, a qué hora lo encendemos, a qué hora lo apagamos, cuántas aplicaciones usamos con frecuencia y para qué. También, qué teléfonos marcamos con mayor frecuencia. Locura o realidad esquizofrénica, el Big Data nos tiene en sus manos. Las 24 horas del día y los 365 días al año. Noche día.