Por Alan Campos
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Normalmente los directores técnicos alrededor del mundo analizan videos de sus rivales con el fin de crear la mejore estrategia a implementar en cada partido. Sin embargo, una vez en la cancha la teoría queda atrás, abriendo la posibilidad de que eventos inesperados sucedan, uno de estos eventos inesperados, y posiblemente el peor que pueda suceder en una cancha de futbol, es un autogol. Hace no mucho Chevrolet cometió este costoso error, permítanme explicar.
El pasado domingo 13 de enero Manchester United y Liverpool se enfrentaron en el clásico de la Premier League, durante la semana previa al partido Chevrolet, patrocinador de ambos equipos, decidió aprovechar este evento para comenzar a posicionarse dentro de la mente de los aficionados al futbol en Inglaterra, prácticamente todo el mundo, creando un spot en el cual jugadores de ambos equipos hablan sobre el significado del encuentro en una pantalla dividida.
Pese a que para muchos de nosotros ver a Steven Gerard, Wayne Rooney, Glen Johnson o Robin Van Persie juntos en un mismo spot podría parecer muy atractivo, los fanáticos del Manchester United y Liverpool no lo vieron así, expresando a través de las redes sociales su desagrado por el anuncio así como su molestia para con Chevrolet por querer emparejar dos ideologías mutuamente excluyentes (pregúntenle a los aficionados Pumas cómo se sentirían de compartir un spot con el América para darse una idea).
Obviamente todos podemos entender la postura de Chevrolet de quererle sacar todo el jugo posible a su inversión, después de todo rompió un récord con los 577 millones de dólares que le pagará al Manchester United por los próximos 7 años; sin embargo, la automotriz estadounidense mostró su inexperiencia al meterse en un campo desconocido para ellos, el futbol, y desafortunadamente lo hizo en un país como Inglaterra donde este deporte es casi tan importante como la religión.
Ahora Chevrolet deberá de buscar una manera de resarcirse con ambas aficiones, pues éstas no perdonan y tienen por delante contratos de 4 temporadas, con Liverpool, y 7, con Manchester United, tiempo más que suficiente para recuperarse de este autogol tan tempranero.