A tan solo seis meses del inicio de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF) está pasando por una profunda crisis de reputación, y en consecuencia, económica.
Una nutrida lista de acusaciones de corrupción, dopaje y sobornos ha ocasionado que la institución pierda miles de millones de dólares en patrocinios. A penas se recuperaba de la noticia de que Adidas canceló su contrato de 30 millones de dólares, cuando otra gran compañía, Nestlé, anunció hoy que irá por el mismo camino.
La gigante suiza de la alimentación dio a conocer su decisión este miércoles “con efecto inmediato”, con la que termina su colaboración con el programa infantil de la IAAF, “a la luz de la publicidad negativa asociada con alegatos de corrupción y dopaje” contra la institución.
“Creemos que esto podría impactar negativamente a nuestra reputación e imagen”, aseguró la empresa, cuyo contrato de patrocinio con la IAAF comenzó en 2012 y, según la BBC, implicaba una suma anual de 8 millones de dólares.
Esta serie de decisiones llegan después de la presentación del informe de la Comisión Independiente de la Agencia Mundial Antidopaje, que acusa a la IAAF de dopaje patrocinado por el estado Ruso.
Además, durante el año pasado, el presidente de la IAAF, Sebastian Coe, renunció a su puesto como embajador de Nike tras 38 años de relación con la marca, después de que el también exatleta fuera acusado de favorecer la elección de la ciudad de Eugene, Oregon, como sede del mundial de atletismo de 2021, ya que dicha ciudad es la base de operaciones de Nike.
Hasta el momento, la IAAF todavía cuenta con el apoyo de Canon, Seiko, TDK y Toyota, que no se han pronunciado sobre si continuarán o no con sus patrocinios.