Uno de los momentos cumbre durante el WWDC 2018 abanderado por Apple fue el anuncio de las nuevas funciones y características que tendrá el Apple Watch, reloj inteligente que desde su lanzamiento ha tenido especial participación en un mercado que crece a pasos agigantados.
Este, se ha convertido en uno de los productos estrella de la empresa de la manzana. Según datos revelados por Canalys, durante el año pasado, se vendieron 18 millones de unidades del smartwatch de la firma de Cupertino, colocándose, de esta forma, como una de las firmas líderes de wearables en el mercado. De este gran total, el 50 por ciento correspondió a las ventas del Apple Watch Series 3.
Sin embargo, toda empresa es perfectible y en el caso de este producto, existe una característica que aún no se ha ajustado a los deseos de los consumidores, del todo. Se trata de la “prueba de agua”.
Si bien la empresa específicamente dicta a sus consumidores que es resistente al agua, muchos entienden por eso: a prueba de agua.
Existe una gran diferencia entre ambos conceptos. Mientras los modelos más básicos de este producto simplemente son resistentes, los modelos Apple Watch Serie 2 y Serie 3 están específicamente diseñados para la natación.
Tienen una calificación ISO de 22810: 2010, lo que se traduce en un reloj diseñado para soportar actividades acuáticas a una profundidad de hasta 50 metros.
Es importante aclarar la diferencia, pues los consumidores pueden pensar que la firma no cumple con sus promesas en el mercado, pero en realidad el concepto está ahí.
Y el caso del Apple Watch es un ejemplo con alcance mayúsculo, pero el mercado presenta una infinidad de ofertas con esta característica como diferenciador de marca.
Sony puso sobre la mesa el primer Xperia Z sumergible con protección IP57 y “tiró” del resto del mercado hasta el punto de que Samsung planea aumentar el rango de protección y no limitarlo sólo a las gamas altas: el Samsung Galaxy A7 2017 también será sumergible.