En la columna que publiqué la semana pasada en este espacio, vertí una reflexión que tiene que ver con la abrumadora influencia que tienen “los reyes de internet”, como Facebook y Google, cuyas decisiones han afectado de manera notable a los medios de comunicación, pero que no se limita a éstos, pues está visto que los intereses de los gigantes trastocan peligrosamente casi todos los sectores.
Ejemplo de esto es la participación de Facebook en el proceso electoral federal de este año en México, una participación que podemos catalogar como activa, por ser producto de un acuerdo establecido con la autoridad electoral.
De acuerdo al informe Digital In 2018, publicado por We Are Social, en colaboración con Hootsuite, Facebook lidera por mucho el ranking de las redes sociales con más usuarios en el mundo, al alcanzar los 2,167 millones de usuarios a nivel mundial, seguido de la plataforma de video YouTube que suma 1,500 millones de consumidores.
México ocupa el quinto lugar entre los países con más usuarios de Facebook, pues cuenta con más de 80 millones de subscriptores, de acuerdo con datos de la misma plataforma.
Recientemente el Instituto Nacional Electoral (INE) anunció la firma de un convenio con Facebook, acuerdo sin precedentes en nuestro país, con el que supuestamente la plataforma digital redoblará sus esfuerzos para hacer frente a la desinformación en temas electorales, producto de las noticias falsas que suelen proliferar en esta red social.
La noticia del surgimiento de esta cooperación, a priori se lee como útil y positiva, en un panorama en el que las redes sociales podrían ser decisivas para el resultado en los comicios (no sólo la elección del Ejecutivo, sino cada uno de los representantes de elección popular), pues, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Internet, 9 de cada 10 mexicanos afirman que su principal fuente de información en temas electorales son las redes sociales.
Sin embargo, la duda de la eficacia del convenio con el INE y de las buenas intenciones de Facebook surge cuando todo parece indicar que se trata más de una táctica de relaciones públicas que de una verdadera acción de responsabilidad social por parte de la empresa de Mark Zuckerberg, tal como lo afirma Javier Tejado Dondé, analista en diversos medios de comunicación.
La pérdida de credibilidad que ha enfrentado la red social en los últimos meses, hacen inevitable pensar que la estrategia implementada con diversos organismos como es el caso del INE sólo sean un intento por rescatar el prestigio de la plataforma.
Sobre todo, luego de que al igual que Google y Twitter, Facebook está relacionado más que nunca con la distribución de noticias falsas y su capacidad de influir en el ámbito político, como es el caso de la investigación sobre la posibilidad de que Rusia distribuyera información falsa en su plataforma, para influir en la campaña electoral estadounidense, de la que resultó victorioso Donald Trump.
Ante estos acuerdos bien intencionados, cabe preguntarse ¿qué acciones reales y qué resultados ha obtenido Facebook en contra de las fake news, luego de que desde hace más de un año ha anunciado medidas para combatir la información falsa mediante herramientas y tips que ayudan a los usuarios a discernir noticias verídicas de las que no lo son; o por ejemplo, restringiendo la posibilidad de publicitarse en sitios que difunden información falsa, en caso de ser infractores reincidentes.
De la misma manera que ocurrió con los convenios que Facebook firmó en otras latitudes (como Italia, donde también pretendía colaborar para evitar la difusión de fake news), en México, ni la red social ni el INE han publicado los términos de la alianza, situación que fue catalogada por la opinión pública y los medios de comunicación como “acuerdos del INE en lo oscurito”, por representar una falta a la rigurosa transparencia que se pretende para todos los organismos de México.
Sin embargo, de acuerdo a algunas investigaciones periodísticas con las que sí se logró la obtención del documento, afirman que en ninguna parte del acuerdo se menciona que Facebook implementará esfuerzos para contrarrestar a las nocivas fake news, por lo que todo se podría volver contraproducente, pues, aunque los electores informados crean que las noticias que sus muros de Facebook arrojan son noticias verdaderas, no siempre será así.
Así, el acuerdo generado entre nuestro instituto electoral y la red social nacida en la Universidad de Harvard reveló acaso la debilidad del INE, quizá una gran ingenuidad o un preocupante desconocimiento del panorama inmediato de los fallidos convenios de Facebook en materia electoral alrededor del mundo.
En este caso, como en otros donde están en juego importantes decisiones para el país, las acciones no deben quedarse únicamente en la firma de acuerdos con buena intención a nivel discursivo, sino plantear estrategias reales y alcanzables y después comunicar claramente las acciones que se implementarán para conseguir los objetivos que se persiguen para evitar la desinformación.