A falta de mexicanos peleando en esas carreteras, nos hemos tenido que emocionar con el desempeño de nuestros hermanos sudamericanos, sintiéndonos uno de ellos al menos por unos instantes para soñar y vivir la victoria.
La historia de Egan Bernal resulta fascinante. Es un ciclista extraordinario nacido en Colombia y pieza clave del equipo Ineos Grenadiers, uno de los más importantes del ciclismo mundial. Egan tiene apenas 24 años, mide un metro con 75 centímetros y pesa solamente 60 kilogramos.
Sus padres tenían planeado que Egan naciera en el hospital de su comunidad, Zipaquirá, plan que tuvo que ser modificado ya que el personal de salud estaba en paro, lo que provocó que sus padres viajaran a Bogota. Su padre ciclista y su madre recolectora de flores, ambos pilares de una familia humilde en la que Egan comenzó a pedalear a los 5 años de edad.
A los 8 años, con la ayuda de diferentes personas y gracias a una beca, comenzó a competir empuñando en el manubrio el sueño de ser un ciclista profesional. Sus primeros triunfos los obtuvo montando una bicicleta de montaña. La disciplina, seriedad y el sacrificio le permitieron escalar peldaños y participar en equipos amateurs y profesionales, obteniendo primeros lugares en competencias en diferentes países.
En el año 2015, Egan tomó la decisión de dar descanso a la bicicleta de montaña y concentrarse en incrementar su calidad y desempeño a bordo de una bicicleta de ruta, logrando migrar a Europa y enrolarse en su primer equipo para participar en sus primeras carreras, cosechando extraordinarios resultados que lo llevaron al Team Sky.
La carrera de Egan no se ha detenido. El esfuerzo y los resultados han permanecido constantes. Fue el año 2019 uno de los más relevantes de su carrera, convirtiéndose en el primer latinoamericano en ganar la Tour de Francia. Egan no se detiene y hace algunos días se proclamó campeón del Giro de Italia.
Egan continúa soñando y pedaleando. Con solo 24 años de edad ha escrito su nombre en la historia y los aficionados mexicanos al ciclismo nos emocionamos con ello, anhelando el día en que nuestros compatriotas ciclistas puedan replicar historias como la de Egan.