Las construcciones del futuro cercano, podrían ser edificadas con base en concreto autorreparable. Universidades en el mundo, como la Yonsei en Corea del Sur y la Delft de Tecnología en Holanda, investigan sobre nuevos materiales que ayudarán a que las estructuras de concreto puedan componerse a sí mismas, mediante el uso de bacterias (que deben conservarse vivas) o de sustancias químicas que se adhieren poderosamente y de manera natural al concreto.
Dichos materiales químicos, contenidos en cápsulas elaboradas de urea y formaldehído, contienen un polímero resistente al agua, que una vez que el concreto se ha averiado por cualquier razón, rompe aquellas cápsulas comprometidas en la falla, la rellena y se adhiere a ésta eficientemente.
Este desarrollo ahorrará grandes gastos relacionados a las reparaciones y a la vez, mantendrá a las edificaciones en óptimas condiciones y, sin duda, salvará vidas.
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