Edge Computing, evolucionando el uso de datos

En la era de la conectividad instantánea, el edge computing ha emergido como una revolución en la forma en que procesamos y aprovechamos los datos. Esta tecnología ha desplazado los límites tradicionales al llevar el procesamiento de datos más cerca de las fuentes de información.

Prácticamente consiste en acercar el poder de procesamiento a donde están siendo generados los datos. Es decir, consiste en acercar la nube hasta el usuario, hasta el borde mismo (edge, en inglés) de la red.

Y es que el edge computing se caracteriza por llevar el procesamiento de datos directamente al “borde” de la red, cerca de las fuentes generadoras de información. A diferencia del modelo centralizado de la nube, esta tecnología permite procesar datos de manera rápida y eficiente, reduciendo la latencia y mejorando la capacidad de respuesta.

Por supuesto que la proliferación de dispositivos conectados, desde sensores y cámaras hasta dispositivos IoT (Internet de las Cosas), han impulsado la necesidad de un procesamiento más ágil de los datos. El edge computing es más que una solución, es una estrategia de IoT que permite extender los centros de datos a diversas ubicaciones con propósitos operativos.

Y es que la proliferación de dispositivos de IoT ha estimulado un gran crecimiento en el uso y manejo de procesos digitales y generación de datos, en el que el edge computing funciona como una de las alternativas ideales para analizar toda la información obtenida, en tiempo real.

Además, con el edge computing las respuestas a las consultas de los usuarios son prácticamente instantáneas, mejorando la experiencia del usuario en aplicaciones críticas como juegos en línea, Realidad Virtual y servicios de transmisión de video.

Es por eso que el impacto más evidente es la mejora de la información y los datos en tiempo real. A menudo, cuando los datos se envían y reciben en cloud para ser procesados, puede producirse un desfase temporal de entre varios cientos de milisegundos y varios segundos. Incluso, a medida que los sensores se vuelven más sofisticados y envían datos más precisos, un desfase en el procesamiento de los datos puede afectar a los equipos, ralentizando y repercutiendo en las operaciones.

Claramente esta tecnología cambiará el modo de producir y de brindar servicios. Por ejemplo, permitirá que las empresas analicen en tiempo real las tendencias de compra de los consumidores, que mejoren las experiencias de juego online, que mejoren el rendimiento de los vehículos autónomos, y que las fábricas tengan un mantenimiento predictivo instantáneo, entre otros beneficios.