Una de las grandes lecciones que dejaron los recientes sismos en México fue la capacidad de la sociedad civil, las empresas y entidades de gobierno para trabajar en conjunto y cumplir objetivos comunes.

Desde aquel martes 19 de septiembre y luego de las 13:14 horas tiempo del centro, las muestras de solidaridad provenientes de un sin fin de jugadores sociales fue la constante, en donde las iniciativas de las empresas tuvieron un interesante nivel de relevancia.

Heineken dejaba de embotellar cerveza para distribuir millones de litros de agua en lata; Uber y Cabify anunciaba su servicio gratuito de transporte para llegar a los centros de acopio y albergues en Ciudad de México. 3M que se unió con Aeroméxico y la Secretaría de la Defensa Nacional para suministrar cascos, lentes, guantes, cintas y otras herramientas para equipar a los rescatistas. Walmart donó 40 millones de pesos y 300 toneladas de alimentos y artículos de primera necesidad; mientras que La Comer puso a disposición su sistema de distribución para hacer llegar casa por casa las donaciones hechas por sus clientes.

En tanto, Grupo Modelo puso ofreció 400 camiones con choferes, tripulación y combustible para transportar víveres, acto al que se sumó Lipu al brindar unidades de transporte para voluntarios, insumos y material médico.

Con sus marcas Chilli’s, Starbucks, Domino’s Pizzas, Burger King, Vips y El Portón, Alsea anunció la transformación de sus establecimiento en centros de acopio, hecho que fue seguido por otras empresas como Cemex y The Home Depot. La lista parecía interminable.

Ante estas muestras de apoyo y frente a cifras como las entregadas por Edelman que indican que el 69 por ciento de las personas confía en que las empresas podrán mantener el equilibrio social y económico en tiempos complicados como el que se vive en la actualidad, porcentaje que se reduce a 47 por ciento cuando se hace referencia a las entidades de gobierno, la pregunta que se pone sobre la mesa es qué tan capaces fueron las empresas para satisfacer las expectativas de los ciudadanos en momentos de crisis.

La respuesta parece favorecer a las empresas. La mayoría de los consumidores considera que el sector empresarial tuvo una contribución importante para satisfacer las necesidades y solicitudes de apoyo que se generaron luego de los sismos registrados en diversas regiones del país.

Estas son las conclusiones de una encuesta firmada por Ipsos, misma que después de encuestas a 500 personas, concluyó que para el 42 por ciento de los participantes en el sondeo las empresas hicieron más de lo que se esperaba en referencia a sus iniciativas para apoyar a los afectados por los recientes terremotos, mientras que el 29 por ciento de los mismos afirmó que las compañías hicieron justo lo que se esperaba. Sólo el 29 por ciento de los encuestados refirió que los esfuerzos de las firmas comerciales quedaron por debajo de lo esperado.

Entre las empresas más apreciadas por los consumidores en este sentido, las firmas de tecnología fueron las mejor evaluadas por la opinión pública, seguidas por las empresas de transporte y alimentos.

Es claro que el consumidor demuestra una vez más su capacidad para reconocer cuando las firmas comerciales caminan realmente a su lado. El futuro inmediato será sumamente interesante. Las necesidades inmediatas parecen cubiertas; sin embargo, los momentos de reconstrucción y reactivación para muchos sectores de la sociedad serán el verdadero reto. Marcas, consumidores y gobierno deberán mantener la comunión que después del 19 de septiembre han profesado. Compromiso será la palabra que tendrá convertirse en la acción constante el meses que están por venir.