La comunicaciĂłn polĂtica permite a los gobernantes y candidatos, diseñar estrategias para que el hombre de la calle, nosotros los ciudadanos, captemos el nexo de reciprocidad que existe entre los dos mundos, la esfera polĂtica y el ámbito del ciudadano-elector.
El propósito de esta ciencia social es que la sociedad acceda a lo que se denomina el diálogo social que aborda cuestiones de interés común, propiciando con ello una genuina conversación entre gobernantes y gobernados.
De este modo, los medios no son el Ăşnico espacio pĂşblico que forma el espectro de la comunicaciĂłn polĂtica, en donde se pueda debatir, informarse y tomar decisiones, contribuyen a crearlo sin duda, pero son solo uno de los tres principales motores del proceso junto con el sistema polĂtico y el ciudadano-elector. Pues bien…
Estamos en MĂ©xico en medio de una de las contiendas electorales más grandes de la historia del paĂs en donde se disputan más de veinte mil cargos que prácticamente renovarán el sistema polĂtico mexicano en sus tres niveles de gobierno, lo cual obliga al ciudadano, a conocer a detalle las ofertas polĂticas de su prĂłximo diputado, presidente municipal, gobernador y presidente de la repĂşblica, lo cual constituye una tarea titánica pues estamos en un sonoro concierto de spots pautados en los medios en donde unos y otros buscan esa conversaciĂłn o diálogo social antes citado.
Una de las piezas más relevantes de la comunicaciĂłn polĂtica que tenemos son los debates entre candidatos que constituyen ese espacio abierto, directo y temático que tenemos los ciudadanos para conocer los planes de los mismos pero tambiĂ©n su carácter, imagen y habilidad para comunicar ideas.
Ante lo anterior, lo que hemos visto hasta el momento, han sido descalificaciones y ataques directos a la integridad Ă©tica de los candidatos luciendo por su ausencia las sĂłlidas propuestas de programas y polĂticas pĂşblicas que alivien las necesidades de la poblaciĂłn.
 Ante esta hecho, es deseable que en los prĂłximos ejercicios nacionales los candidatos desplieguen otro tipo de estrategias que le permitan a quien los observa, ( el 73 % de los entrevistados por los medios de comunicaciĂłn vieron el primer debate), aquilatar estas propuestas de gobierno y no los ataques que solo amplĂan la polarizaciĂłn, SIN DEJAR DE RECONOCER QUE ESTAMOS EN LA ERA DE LA POSVERDAD, un tiempo en que el arte de la mentira y el escándalo están tambaleando los verdaderos preceptos de la democracia.
Âż Estaremos perdiendo la capacidad de andar en verdad?… – dirĂa S. Jeffries, columnista de The Guardian…-
Lo cierto es que la posverdad tiene que ver con la desaparición de marcos de referencia que impiden al ciudadano conocer la realidad de las cosas y esto no puede normalizarse en los tiempos que nos toca vivir pues no podemos acomodar la verdad a su necesidad. La verdad es solo una.
Contribuyamos al fortalecimiento de nuestra estructura social diseñando mensajes con valor agregado, aquellos que nos proporcionen resultados y sólida esperanza.
Nos encontraremos más adelante.
Federico Torres LĂłpez.