Por Alfredo Cervera
En un país que demanda salud, la publicidad farmacéutica lleva la guía para generar mayor conciencia de prevención y cuidado entre las personas.
El mexicano, en temas de salud, no es un consumidor. Con problemas como la obesidad, diabetes u osteoporosis en un gran porcentaje de la población, es más bien un paciente que necesita ser atendido con urgencia.
Bajo este enfoque, la industria farmacéutica, cuyo valor supera los cien mil millones de pesos —cifras hasta agosto de 2008— en México, de acuerdo con IMS, le da un giro a su comunicación para crear conciencia en la población de lo importante que es acudir a un experto en caso de estar enfermo.
Gracias a internet, las personas pueden tener al alcance de un clic un sinnúmero de datos sobre diversos padecimientos, así como de las medicinas empleadas para su tratamiento. Sin embargo, gran parte de lo que se encuentra en los buscadores es información incompleta o incluso falsa, lo cual origina la automedicación, que en lugar de curar el problema, ocasiona más complicaciones.
Así, se observa una mayor inversión en medios masivos, en donde la televisión llega a ocupar más del 50 por ciento del mix de medios; se refinan las estrategias de relaciones públicas y los medios digitales se integran al tratamiento, todo en aras de conseguir, además de la venta, hábitos de bienestar en los mexicanos.