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Donald Trump, como figura clave en la política estadounidense, tiene el poder de darle mayor exposición al modelo de movilidad eléctrica.
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Las matriculaciones de los vehículos Tesla cayeron un 45% en enero de 2025, según los últimos datos de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA)
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Para los demócratas, la figura de Musk representa una influencia determinante en el gobierno de Trump, con más del 83% de los encuestados sosteniendo esta postura, según un sondeo de The Economist y YouGov.

Este 11 de marzo de 2025, un inesperado encuentro en la Casa Blanca se convirtió en el centro de atención. Donald Trump, el presidente de los Estados Unidos, tomó una decisión que ha dado mucho de qué hablar: adquirió un Tesla Model S en color rojo.
Y es que, este sedán eléctrico se ha convertido en un emblema de la innovación automotriz, aunque, lo curioso del caso es que la entrega del vehículo no vino de manos de un concesionario común, sino directamente del CEO de Tesla, Elon Musk, en persona, lo cual reforzó su popular amistad.
🇺🇸 | Donald Trump compró un Tesla para apoyar a Elon Musk, luego que el multimillonario sufriera una pérdida de 29 000 millones de dólares en su patrimonio neto en un solo día, según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg. pic.twitter.com/ImY6sdNgrW
— Alerta News 24 (@AlertaNews24) March 11, 2025
Este acto, aparentemente sencillo, encierra una jugada estratégica mucho más profunda. Trump, conocido por utilizar su imagen para movilizar multitudes y generar conversaciones, ha hecho del respaldo a Tesla una jugada de visibilidad global. La compra del Tesla Model S no solo marca su apoyo a una marca que representa el futuro de la movilidad, sino que también lo posiciona como un defensor de la innovación tecnológica y el emprendimiento. Este gesto se suma a su conocida actitud desafiante contra las normativas tradicionales y su capacidad para, literalmente, convertir cualquier acto en un evento mediático.
U.S. President Donald Trump holds an event featuring Tesla vehicles with Elon Musk at the White House in Washington, DC. Trump criticized calls for a boycott of Musk’s companies and said he would purchase a Tesla as a show of confidence and support Musk.
📸: @andyharnik pic.twitter.com/E1zYMIPXlD— Getty Images News (@GettyImagesNews) March 11, 2025
Más allá del simple hecho de comprar un auto, el impacto de esta acción va mucho más allá. En un momento en que los vehículos eléctricos están ganando terreno, especialmente bajo el liderazgo de Tesla, el presidente de Estados Unidos, con su imagen omnipresente, se convierte en un canal clave para llevar los autos eléctricos a la conciencia pública. Al asociarse tan visiblemente con Musk, Trump refuerza la idea de que Tesla es la opción preferida para quienes buscan un futuro más sostenible y revolucionario. No solo es una compra, sino una forma de fortalecer la presencia de Tesla en un mercado aún competitivo y de consolidar la imagen de Musk como un pionero audaz.
Aunque, la adquisición del Tesla, además, llega en un momento crucial para la compañía, que enfrenta altibajos en la valoración de sus acciones. A pesar de que el valor de las acciones de Tesla experimentó una caída tras recientes reportes negativos, la asociación con Trump, una figura divisiva pero con un alcance global, podría ser justo lo que Musk necesita para reforzar la confianza del público y los inversionistas. En este contexto, cada aparición pública de Trump está destinada a atraer atención y generar debate, lo que, a su vez, podría resultar en una mayor visibilidad para los vehículos de Tesla, impulsando aún más su presencia en el mercado.
Un reciente sondeo de The Economist y YouGov revela que para los demócratas, la figura de Musk representa una influencia determinante en el gobierno de Trump, con más del 83% de los encuestados sosteniendo esta postura. Solo un 7.6% minimiza su impacto, mientras que un 6.8% permanece indeciso y apenas un 2.4% cree que el magnate no juega ningún papel en la administración.
En el caso de los republicanos, la percepción es mucho menos uniforme. Mientras que un 45.8% reconoce una fuerte relación entre Musk y la Casa Blanca, un 43.1% considera que su papel es secundario. La incertidumbre dentro de este grupo es baja, con solo un 6.8% sin una postura clara y un 4.6% que descarta por completo la idea de su influencia.
Por otro lado, según los últimos datos de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), las matriculaciones de los vehículos Tesla cayeron un 45% en enero de 2025, un golpe considerable en un mercado que, por el contrario, vio un aumento general de las ventas de autos eléctricos del 37%.
Este desplome no parece ser una casualidad. A lo largo de 2024, Tesla ha visto cómo su cuota de mercado en Europa disminuía progresivamente. Pasó del 18,2% en 2023 a un 16,6% en 2024, y a principios de 2025, su participación se desplomó aún más, alcanzando solo un 6%. ¿Qué está detrás de esta caída? Por un lado, la competencia de los fabricantes tradicionales de automóviles ha aumentado, con nuevos modelos de vehículos eléctricos que están captando la atención de los consumidores. Además, Tesla ha mostrado pocos avances significativos en sus ofertas, y su flota envejece rápidamente frente a opciones más modernas, variadas y accesibles.
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