La guerra de los contenidos ya lleva mucho tiempo latente desde que comenzó. Hagamos un línea en el tiempo que nos ayudará a entender qué tan importante es esta pugna para clientes, consumidores de contenido.
¿Y en qué nos afecta? A anunciantes, contenidos y audiencias, digamos que dibujamos en nuestra mente una linea en el tiempo de lo que ha pasado en la disputa de los consumidores de contenidos.
En 2003, los acomodos de las principales productoras de contenido eran dramáticamente opuestos a lo que pasa ahora. Ya había indicios de Netflix en el panorama aunque era aparentemente inofensiva la plataforma, en primera instancia porque su audiencia era muy poca y porque el acceso a internet de banda ancha no permitía un libre acceso para consumir streaming.
Desde que Netflix nació en 1997, no representó una amenaza sincera para nadie. No lo tomaron en cuenta pero poco a poco ha ido tomando fuerza. De forma obvia y visible para todos.
En primera instancia mató a Blockbuster de forma sorpresiva y diseñó un catálogo de producciones no propias pero como un distribuidor digital de otras marcas productoras de contenido.
Todo mundo le daba contenido para inflar su catálogo. En esos años, nadie le tenía miedo a Netflix, parecía un animal raro de incipientes producciones propias y muy inofensivo.
Hoy, Netflix ya es un gran competidor en los premios mundiales a sus producciones propias. Entre ellos los premios internos de Hollywood. Creció, creció, lo dejaron crecer y hoy, en 2019 es uno de los dos monstruos generadores de contenidos para las audiencias mundiales.
Por su parte, Disney dejó de verse infantil, se alejó de su estereotipo de Mickey Mouse y empezó a fortalecer su valor de marca. De forma financiera y con muy buen posicionamiento de marca.
Se fortaleció y poco a poco, con asesoría del valioso cabildeo de las relaciones públicas se convirtió en una de la marcas más valiosas del mundo. Ya fuerte, salió de compras.
Compró, compró y se ha vuelto dueño de muchos millones de audiencias cautivas. Se apropió del concepto de Star Wars y lo volvió más masivo y no sólo para nerds costplays alienados y aislados.
Después compró Marvel Comics y nos volvió más fanáticos de los super héroes que nunca. Y ahora yanació a nivel mundial el conglomerado Disney-Fox que contiene en sus producciones de contenido, deportes, Los Simpson, 24, Prison Break, Glee, Modern Family, American Horror Story, Avatar, X-Men, Los 4 fantásticos, Deadpool, NatGeo y Hulu.
Este 2019 veremos un gran año de batallas por las audiencias dentro de estos dos grandes protagonistas del negocio de los contenidos. Sólo quedan dos grandes. Uno de corte clásico (Disney-Fox) y el otro de corte online y disruptivo (Netflix).
¿Qué pasará? ¿Quién ganará? ¿Quién ganará los dineros de los anunciantes y los suscriptores? Muchas de las instancias anti monopolio a nivel local y global no permitirán que se fusionen estos dos protagonistas del contenido humano, es más promoverán la sana competencia porque en la medida que sólo existan pocos productores de contenido original, los precios por engancharse a sus contenidos serán cada día más costosos para todos nosotros.
Los precios se incrementarían y con mucha probabilidad los que siempre perderíamos seríamos las audiencias cautivas. Mientras en el mundo la fusión de Disney-Fox ya fue permitida, en países como México con se han aprobado este tipo de alianzas comerciales y siguen en estudio.
Por lo pronto, el contenido original se encuentra con un futuro muy prometedor, pero al mismo tiempo veo un pronóstico de precios elevados para los que consumimos todos los días el contenido que es parte de la historias que nos cuentan todo los días.
Los humanos amamos que nos cuenten historias, y las marcas y las generadoras de contenido lo saben.