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El live action es uno de los formatos cinematográficos que más se han popularizado por el impacto nostálgico que las cintas han logrado.
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Disney es una de las empresas que ha explotado en mayor medida el factor de la nostalgia, por el impacto que provocan las historias en los consumidores.
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La capacidad de las marcas de ser un referente como contenido se ha incrementado cada vez más, por el valor que ha generado contar historias.
El formato live action es una clara apuesta al marketing de nostalgia y una de sus principales apuestas está en transformar los contenidos, en poderosas pautas de identificación con las audiencias.
A través del marketing de nostalgia se han activado diversas campañas como la que hemos visto con Jerome Yoo y Kent Donguine, quienes buscan que se realice la versión live action de El Recreo, la popular caricatura de Disney Channel, ahora que este formato se ha consolidado en el mercado de medios.
Su propuesta busca que Benjamin Wadsworth interprete a TJ; Louriza Tronco en el papel de Ashley Spinelli; Sean Depner como Mikey Blumberg; Lilian Doucet como Gretchen Grundler y Adam Dimarco como Randall Weems.
Esta propuesta nos recuerda el papel que hoy en día juega la identificación de las historias en el gusto de las historias, sobre todo cuando estas se han convertido en una clara apuesta con la que buscan identificarse mediante pautas cada vez más claras de trabajo.
Las historias tienen un gran impacto en las decisiones de las personas y han impactado en la forma en que estas son identificadas por parte de las audiencias.
Mediante esta identificación se marcan pautas cada vez más explotadas comercialmente, pues se determina la capacidad que tienen las empresas hacia determinadas apuestas. Esto ha marcado el camino a Netflix en la generación de contenidos originales, mientras que para Disney, las historias entrañables son la mejor estrategia con que hasta ahora han explotado este mercado.