La retórica proteccionista y antiinmigrante del presidente Donald Trump amenaza a la política con hacer retroceder los derechos humanos de todo el mundo, según denunció este martes el informe anual 2016 de Amnistía Internacional (AI).
Salil Shetty, secretario general de AI, catalogó al mandatario estadounidense junto con líderes mundiales como el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, y el primer ministro húngaro, Viktor Orban, como líderes que han convertido su “divisivo alarmismo en una fuerza peligrosa en los asuntos mundiales”.
“Ya se trate de Trump, Orban, Erdogan o Duterte, cada vez son más los políticos que dicen ser antisistema y tienen una agenda tóxica que persigue, convierte en chivos expiatorios y deshumaniza a grupos enteros de personas”, dijo Shetty.
El informe hace una critica al expediente sobre derechos humanos de Barack Obama, puntualizando que “deja un legado que incluye muchos fallos graves en la defensa de los derechos humanos” durante sus ocho años de mandato.
El organismo no gubernamental agregó que los primeros indicadores sugieren que la política exterior de Trump “marcará el comienzo de una nueva era de mayor inestabilidad y desconfianza mutua”.
El informe de Amnistía documenta violaciones de los derechos humanos en 159 países y territorios, y se basa en la investigación de equipos de Amnistía en todo el mundo. El informe anual es una evaluación de los derechos humanos, más que una crítica a los distintos gobiernos,
La retórica de Donald Trump es deshumanizante, la cual también podría desencadenar un efecto dominó, según Amnistía. A medida que algunos de los países poderosos dan marcha atrás en sus compromisos con los derechos humanos, otros líderes pueden sentirse con la capacidad de hacer lo mismo, advirtió.
Las conclusiones de Amnistía hacen eco de las descritos en un informe mundial publicado por Human Rights Watch (HRW) el mes pasado. En él, la organización sugirió que el aumento de “líderes populistas” en Estados Unidos y Europa, y personalidades “fuertes” en Rusia, Turquía, Filipinas y China, plantean una amenaza peligrosa para la protección de derechos básicos a nivel mundial.
Los refugiados, desdibujados del mapa
Este sector en el mundo se encuentra entre las primeras víctimas de este nuevo orden mundial, según el informe de Amnistía.
El informe encontró que al menos 36 países violaron el derecho internacional en 2016 enviando a los refugiados a países en los que sus derechos estaban en riesgo.
El informe citó el decreto inmigratorio suspendido temporalmente de Trump, que impide a inmigrantes y portadores de visas que son ciudadanos de Irán, Iraq, Siria, Sudán, Libia, Yemen y Somalia viajar a Estados Unidos.
El informe también mostró el duro posicionamiento de Hungría sobre los refugiados, el sistema de detención en alta mar de Australia, y el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía como ejemplos de gobiernos que dan la espalda a los refugiados.
Amnistía señaló que 2016 marcó el comienzo de una nueva era en la que los derechos humanos son caracterizados como una barrera para los intereses nacionales.
En el último año, varios gobiernos hicieron la vista gorda a crímenes de guerra, tomaron medidas contra la libertad de expresión, y justificaron la tortura y la vigilancia masiva, según el informe.
El mundo vio como el sangriento asedio de Aleppo fue transmitido en vivo por los medios de comunicación, mientras que la guerra contra las drogas de Duterte dejó miles de muertos en Filipinas, y la intensa represión de Erdogan llevó a la cárcel a miles críticos.