El camino previo de la Selección de Argentina de fútbol hacia el Mundial de Rusia 2018 está lleno de espinas.
A una clasificación agónica se suma, ahora, una serie de conflictos diplomáticos internacionales derivados de una sucesión de serias falencias organizativas y de comunicación de la asociación que rige el deporte el país (la Afa) y de las autoridades encargadas de las relaciones exteriores, con el ministro Jorge Faurie a la cabeza.
Empecemos por lo menos grave: la visita al Vaticano. Este martes por la mañana, el vocero del Papa Francisco, Greg Burke, confirmó en redes sociales (Twitter) que la Selección Argentina pasaría por Roma a saludar al máximo referente de la Iglesia Católica.
El Papa Francisco recibirá a la Selección Argentina de Fútbol mañana a las 15:30 (hora Roma) en Casa Santa Marta.#MundialRusia2018 #WorldCup
— Greg Burke (@GregBurkeRome) 5 de junio de 2018
Horas más tarde, la visita se cancelaba. Al parecer, porque nada se dijo oficialmente, el Papa no tenía otro día y horario disponible y la Selección no podía viajar a Roma sin perder tiempo de preparación en Barcelona, donde está concentrada esperando el debut mundial ante Islandia, el 16 de junio.
ACTUALIZACION: la audiencia del Papa con la Selección @Argentina prevista para mañana ha sido desconvocada. Les esperamos con alegria cuando vuelvan con la Copa! #MundialRusia2018 #WorldCup https://t.co/1TuKYJhBHH
— Greg Burke (@GregBurkeRome) 5 de junio de 2018
Allí, el primer error de la diplomacia argentina: la selección es mucho más que un simple equipo de fútbol. Entonces, no puede el Gobierno estar ajeno a este tipo de relaciones que, guste o no, son parte del entretejido político internacional.
Desde el momento en que el presidente Mauricio Macri invitó a los jugadores a la Casa Rosada para saludarlos antes del Mundial, el mismo Estado está avalando la magnitud del evento y la imagen que la selección de jugadores de fútbol (con nada menos de Lionel Messi como líder) tiene hacia adentro y hacia afuera del país.
Amistoso con Israel en Jerusalén
Ahora, lo más grave en cuanto a “marketing” internacional. Empecemos por este párrafo de La Nación: “Cuando el presidente Donald Trump rompió siete décadas de supuesta neutralidad norteamericana y anunció en diciembre pasado que reconocía a Jerusalén como capital de Israel, en lugar de Tel Aviv, tiró un balde de fuego sobre una región que es un polvorín siempre a punto de estallar”.
Allí acordó jugar la Selección Argentina un partido amistoso frente a Israel a una semana del Mundial de Rusia. De esta forma, frente al mundo islámico, Argentina también quebraba la tradicional neutralidad del país cuando acordó sumarse a los festejos por el 70° aniversario de la creación del Estado de Israel con un partido en el Teddy Stadium, precisamente en Jerusalén. La selección (que representa a Argentina más allá del fútbol), queriendo o no, estaba tomando partido con su presencia.
Si bien se ha dicho oficialmente que al juego lo acordó la AFA, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina puede haber sido ajeno a esa decisión. Y si lo fue, es un error aún más grave. Por otra parte, originalmente lo harían en Haifa, pero al parecer tras un guiño en favor de Israel, el Gobierno argentino habría cedido a que se cambiara el estadio.
Victoria #BDS
Se suspendió el amistoso de la selección Argentina contra Israel en Jerusalén.
Las protestas y la presión de la gente resultó. pic.twitter.com/7HK8YrH4uB— Palestina (@PaIestina) 5 de junio de 2018
Apenas se anunció el partido, el mundo árabe, especialmente el pueblo palestino, levantó la voz. La comunidad internacional considera a Jerusalén Oriental como “territorio ocupado” por Israel.
Un diplomático palestino en Buenos Aires daba la siguiente comparación para explicar su reacción frente al traslado de la embajada norteamericana. “Es como si un país decidiera mover su embajada ante el Reino Unido desde Londres a las Islas Malvinas. ¿Cómo se sentirían los argentinos? ¡Eso es legitimar una ocupación!”, le dijo a La Nación.
Chiqui Tapia acaba de anunciar en conferencia de prensa que Argentina no viaja a Israel “por seguridad”. Pidió perdón a la comunidad israelí y aseguró que es un aporte a la paz. Podes volver a verlo ahora en @TNTSportsLA.
— Angela Lerena ? (@Angelalerena) 6 de junio de 2018
En los días previos hubo includo amenazas de muerte a Lionel Messi.
La decisión del plantel de la Selección, más allá las directivas de la AFA y del Gobierno, fue no ir a Jerusalén.
Israel intentó (y sigue intentando) reflotar el encuentro. “El esfuerzo fue tal, que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, llamó a Mauricio Macri para pedirle que intercediera para que el partido se jugara”.
Del equipo solamente habló Gonzalo Higuaín, quien respaldó la decisión: “Creo que al final se pudo hacer lo correcto, ya quedó atrás. Obviamente primero están la salud y el sentido común, así que creemos que lo correcto es no ir”.
Un poco de cordura: se suspendió el partido entre la selección Argentina e Israel que se iba a jugar el sábado en Jerusalem. pic.twitter.com/y66indttrf
— Juan Amorín (@juan_amorin) 5 de junio de 2018
Nadie impugna la realización -en Haifa o en Tel Aviv- del partido Argentina-Israel. El dilema se produce por la avivada geopolítica de trasladarlo a Jerusalén. Era legitimar una errónea decisión que alude a la política exterior signada por la tragedia.
— Jorge Asis (@AsisOberdan) 6 de junio de 2018