Internacional.- En los últimos años el término “startup” ha comenzado a utilizarse de manera excesiva y, en muchas ocasiones, se usa como sinónimo de “empresa”. En realidad, estos dos conceptos son diferentes aunque guardan algunas semejanzas por su propia naturaleza de negocios. A continuación te damos las claves para entender las diferencias entre estos dos conceptos y su aplicación.
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No todas las startups están creadas por emprendedores y no todas las empresas pueden denominarse startups. Una se refiere a negocios tradicionales y otra a empresas innovadoras.
recordemos que los emprendedores tienen como objetivo descubrir un negocio viable y aunque esto requiere de grandes ideas e iniciativa no sólo depende de esos factores. Un emprendedor debe contar con la seguridad de un plan de negocios que lo haga suficientemente rentable.
La traducción literal de la palabra startup significa “puesta en marcha”, pero sus principales características asociadas son la base tecnológica y un modelo de negocio innovados con proyección muy alta.
La diferencia esencial entre los dos sectores radica en que, mientras los emprendedores inician con la idea de ganar dinero, las startup no siempre tienen esa meta, pues la rentabilidad es cosa secundaria al priorizar aspectos como la aplicación de nuevas tecnologías. Este perfil siempre buscará la aplicación tecnológica de su innovación a otros campos ya existentes o más tradicionales.
Aunque existe una línea muy delgada entre ambos perfiles, es importante conocer las diferencias para identificar en qué terreno está nuestro negocio, pues mientras una startup buscará un fuerte financiamiento inicial por parte de otras empresas o tengan miras a ser absorbidas, los emprendedores siempre tienen en la mente una rentabilidad a corto plazo.