¿Sabías que 75 personas entran diariamente al quirófano y salen sin un miembro? ¿Y que gran parte de estas amputaciones son provocadas por la diabetes? ¿Y que la diabetes afecta a más del 10% de la población de México? ¿Y que hay 12 millones de mexicanos y mexicanas que padecen esta enfermedad y no lo saben?

Las estadísticas de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-2019 son de terror. El Inegi y el Instituto Nacional de Salud Pública estiman que hay 20 millones con diabetes mellitus, esa enfermedad silenciosa con consecuencias fatales que incluso es considerada por la Organización Mundial de la Salud como “la pandemia del siglo XXI”.

Lo peor (o lo mejor, depende del ángulo en que se vea) es que se trata de una enfermedad prevenible. Como sabemos, los malos hábitos alimenticios, los alimentos ultraprocesados con cargas calóricas inmensas y los altos índices de obesidad son factores determinantes para que México sea uno de los países con mayor cantidad de diabetes. 

El pasado 14 de noviembre fue el Día Mundial de la Diabetes y por eso me parece urgente señalar que la salud pública es responsabilidad de todos, sobre todo de aquellos que se dedican a la industria alimentaria. No podemos seguie tolerando alimentos y bebidas que, sin temor a estar exagerando, son veneno para el cuerpo. El nuevo etiquetado será de ayuda, pero me temo que aún hay mucho trabajo por hacer. Que las marcas hagan esfuerzos por reducir las cargas calóricas de sus productos puede ser un buen comienzo. 

Entiendo que el asunto es complejo y que los altos contenidos de azúcar en infinidad de productos es un negocio que ha cambiado la salud de sociedades enteras. Vale la pena leer, por cierto, “Mala leche”, de Soledad Barruti, un libro que ayuda a entender quiénes están detrás de todo este negociazo de las calorías y los alimentos basura, y que de paso mos explica por qué es tan peligroso consumir productos que en el supermercado son vendidos como “naturales” o incluso “light”. 

Es indispensable entender que la diabetes es una enfermedad que produce discapacidad. La visual es una de ellas. Pero de la que se habla mucho menos es la de las amputaciones por pie diabético. Porque lo que comienza como un rasguño o una uña mal cortada, acaba en una amputación. La organización alemana Ottobock calcula que 8 de cada 10 amputaciones de miembros inferiores se debe a un pie diabético mal atendido. 

“Las estadísticas nacionales indican que hubo un incremento significativo en la prevalencia de úlceras y amputaciones, que son las principales causas de hospitalización entre las personas con diabetes”, asegura Héctor Infanzón, nutriólogo y educador de la Federación Mexicana de Diabetes.

Según datos de la Secretaría de Salud, la diabetes es la segunda causa de muerte en el país, sólo después de las enfermedades cardiovasculares. El Inegi estima que el 15.7% de los fallecimientos por problemas de salud se deben a consecuencias derivadas de esta enfermedad.

No es casualidad que las regiones más desiguales sean las más azotadas por la diabetes. Los buenos hábitos alimenticios sólo pueden ser una realidad en sociedades con acceso a la educación y salarios justos. Mientras no se combata la desigualdad, la diabetes seguirá siendo un problema grave con consecuencias desastrosas, como amputaciones, insuficiencia renal, ceguera o muerte. 

Es primordial que la iniciativa privada asuma un compromiso real con la alimentación de la población. Hay varios caminos que se pueden seguir; de ellos hablaré en los próximos espacios.