El Día de Muertos es una de las tradiciones más queridas y profundas de la cultura mexicana, en la cual se honra la memoria de los seres queridos que han partido, colocándoles un altar u ofrenda en su nombre. Sin embargo, surgen dudas cuando se trata de aquellos que fallecieron recientemente: ¿es adecuado incluir a un recién fallecido en el altar de Día de Muertos? A continuación, exploramos esta creencia y las distintas interpretaciones sobre cuándo es apropiado poner una ofrenda para un ser querido recién fallecido.

¿Cuánto tiempo tiene que pasar para poner altar a un difunto?

Una de las preguntas frecuentes sobre el Día de Muertos es sobre el tiempo que debe pasar antes de incluir a una persona fallecida en el altar.

La tradición indica que, si una persona ha fallecido recientemente —es decir, menos de un mes antes de la celebración de Día de Muertos—, no se le debe colocar una ofrenda. Esta creencia parte de la idea de que las almas de los recién fallecidos no tienen permiso para regresar al mundo de los vivos durante su primer Día de Muertos.

Según la tradición, el proceso para que un alma obtenga “permiso” de cruzar al mundo de los vivos y visitar a sus familiares en el altar requiere un tiempo de adaptación en el más allá. Esta creencia sostiene que el alma de una persona fallecida recientemente no ha completado su tránsito, por lo que actúa como “guía” o “ayudante” de otras ánimas más experimentadas en el camino. Así, se cree que el alma de un recién fallecido dedica su primera festividad a ayudar a otras almas en lugar de regresar a su hogar terrenal.

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Existen también variaciones en esta creencia. En algunas regiones y familias, se dice que el alma debe esperar hasta un año completo antes de aparecer en el altar. Este periodo se considera adecuado para que el espíritu complete su transición al mundo de los muertos y esté listo para regresar con sus seres queridos en el próximo Día de Muertos.

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¿Por qué no se debe poner ofrenda a un recién fallecido?

La tradición de no incluir a los recién fallecidos en el altar tiene raíces profundas en las creencias populares del Día de Muertos. Para muchas familias, el proceso de duelo implica dejar que el alma complete su viaje antes de llamarlo de regreso. La ausencia de un recién fallecido en el altar, según la tradición, no significa olvido ni falta de amor, sino respeto por el tiempo de transición que necesita el alma.

Algunos consideran que colocar la ofrenda o la fotografía de un fallecido reciente puede perturbar el descanso de su espíritu. De acuerdo con la creencia, el alma podría no tener claridad en su camino hacia el más allá si se le convoca de inmediato a regresar, lo que podría llevar a una confusión en su viaje espiritual.

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Hay personas que señalan que no es un mes, sino un año lo que debe esperarse para poner una foto en el altar.

Sin embargo, hay que señalar que estas son creencias en torno a la tradición de Día de Muertos, las cuales pueden varias de acuerdo a cada región.

Recuerda que el Día de Muertos es una tradición viva, que se alimenta de muchos elementos, pero su espíritu es el recordar con amor y alegría a aquellos que ya no están con nosotros y regresan a través de los elementos del altar.

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