¿Cuándo se recoge el altar de Día de Muertos? ¿a qué hora se van los difuntos de la ofrenda? Una de las búsquedas más frecuentes en torno a esta fecha del 2 de noviembre, es el momento adecuado para desmontar el altar dedicado a los difuntos.
La respuesta a esta inquietud radica en las creencias y tradiciones que se han transmitido de generación en generación en diferentes regiones de México.
Respecto a la hora en que las almas de los difuntos nos abandonan, existe una variación en las creencias dependiendo de la región.
En varias zonas de México, se cree que las ánimas se van durante las primeras horas del 3 de noviembre, tras haber compartido con sus seres queridos en el mundo terrenal. Sin embargo, hay regiones en las cuales se señala que es a las 3 de la tarde cuando las almas nos abandonan para regresar al inframundo.
La despedida de las almas es un momento significativo, y es a partir de este punto cuando muchas familias deciden desmontar el altar. Aunque no hay una regla estricta, la tradición sugiere que una vez que las almas han regresado al inframundo, es apropiado desmontar el altar y guardar los elementos hasta el próximo año.
Desmontar el altar es una actividad que se realiza con respeto y agradecimiento, guardando cada elemento cuidadosamente, en espera de la próxima celebración.
Además, es un momento de reflexión y agradecimiento por la oportunidad de haber compartido con los seres queridos que ya no están físicamente presentes.
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¿Se puede comer la comida del altar?
Los platillos que se colocan en la ofrenda son aquellos que eran los favoritos de los difuntos en vida.
Pero, ¿qué ocurre con esa comida después del 1 y 2 de noviembre, fechas en que celebramos el Día de Muertos? ¿Se puede comer la comida del altar de muertos?
En realidad no existe una sola tradición al respecto. Cada familia sigue sus propias costumbres. Las bebidas alcohólicas, por ejemplo, se pueden ocupar en el altar del próximo año.
La comida se puede consumir y es recomendable hacerlo para evitar su desperdicio, solo habrá que asegurarse que se encuentre en buen estado. (Sobre todo en zonas donde el clima puede causar que los alimentos se echen a perder). Frutas y dulces se pueden comer sin problema, al igual que el pan de muerto.