• En un principio, se le puso una falta al conductor del Tesla por conducir a un exceso de velocidad

• Sin embargo, se espera que responda ante un juez por conducción temeraria en un proceso este próximo diciembre

• La automotriz de Elon Musk reafirma que su piloto automático debe siempre ser supervisado activamente por un conductor humano

Uno de los grandes problemas de los sistemas de conducción autónoma hoy en día es que no son ni de cerca perfectos. Realmente no se podrían calificar de pilotos automáticos, pues en realidad son software de asistencia a los conductores. La persona detrás del volante tiene que estar lista para tomar el control del vehículo en cualquier momento, pero no todos los usuarios lo hacen así. Y una de las marcas más golpeadas por este tipo de imprudencias ha sido Tesla.

La compañía del sudafricano Elon Musk se ha vuelto a encontrar al centro de la controversia. De acuerdo con RT, un policía en Canadá detuvo a uno de los autos de la marca Tesla, que  iba recorriendo las carreteras de Coumbia Británica a exceso de velocidad. Se estima que el vehículo corría a unos 140 kilómetros por hora (km/h). Sin embargo, los dos pasajeros dentro del coche venían con los asientos recostados hasta abajo, ninguno viendo por dónde iban.

El incidente ocurrió en julio pasado. La policía de Canadá recibió una llamada para reportar el incidente y rápidamente una unidad se dirigió a la ubicación reportada. Cuando alcanzaron al auto y se prendieron las luces de emergencia para perseguir al Tesla, otros vehículos enfrente despejaron el camino. Esto provocó que el sistema de piloto automático acelerara hasta 150 km/hora. Se espera que se enjuicie al dueño de este automóvil por conducción temeraria.

Una nueva crisis de marca para Tesla

No es la primera vez que un coche con piloto automático protagoniza un evento similar a este. Y casi siempre, se trata de un Tesla. Por ejemplo, un ingeniero de Apple murió en un accidente de auto provocado por uno de los vehículos de Elon Musk. El mismo líder de la marca ha roto las reglas al manejar sus propios coches. En algún momento incluso una pareja decidió grabar cómo tenía relaciones sexuales mientras el sistema de navegación se encargaba del auto.

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Sobra decir que se trata de una crisis de marca importante para Tesla. A medida que surgen más casos de este estilo, se empieza a generar una imagen más clara sobre los fanáticos y clientes asiduos de la marca. Tal vez no sea cierto, pero se pinta un perfil de un usuario que es temerario y está dispuesto a arriesgar su vida y la de otros. Esto afecta a la compañía de Elon Musk porque, evidentemente, no hay suficientes barreras para evitar este tipo de uso negativo.

Pero tal vez lo más grave es que no es solo Tesla la compañía que sale perdiendo con este tipo de incidentes. En general toda la industria automotriz que está trabajando en sistemas de conducción autónoma está adquiriendo una muy mala reputación. A medida que estos casos llegan a los reflectores, es posible que las autoridades limiten más y más las pruebas para este tipo de sistemas. Y a futuro, eso podría atrasar la llegada de verdaderos software de robo-taxi.

Cuando los incidentes de una compañía afectan a toda la industria

No solo Tesla ha protagonizado eventos que terminan por pintar con una luz negativa también a sus rivales. El infame incidente de Cambridge Analytica en Facebook provocó que toda la industria de tecnología viviera permanentemente bajo la presión de los temores de privacidad. También el Dieselgate provocó una desconfianza duradera en las intenciones ambientales del sector automotriz. Algo similar ocurrió con Accenture, Hertz y todas las agencias de marketing.

Independientemente si una marca está arruinando su propia reputación o es culpa de rivales y los consumidores, empresas como Tesla deberían saber que su imagen es un activo crucial. De acuerdo con Thrive Hive, ayuda a tener una mejor interacción con clientes actuales y los potenciales. Business Matters señala que también puede mejorar el posicionamiento search. Y para ReviewPoint, ayuda a distinguirse de competidores que tal vez no están tan bien parados.