La inestabilidad laboral, la falta de motivación en el trabajo, la presión desmedida y el mal diseño de las jornadas de empleo están catalogados por el Instituto Mexicano del Seguro Social como factores de riesgo psicosocial. Por ello se implantó hace dos años la NOM-035, con el propósito de incentivar a las empresas a propiciar un “entorno organizacional favorable”.
Ello significa que las empresas deben promover un ambiente laboral “saludable”. ¿Cómo? Al fomentar equipos de trabajo bien armonizados; llevar a cabo capacitaciones en las empresas; distribuir de manera proporcionada la carga laboral; impulsar la comunicación entre empleados, y evaluar y reconocer el desempeño del personal. Esta norma es aplicable a todas las empresas, sin importar que estén constituidas apenas por un trabajador. A pesar de ello a la fecha cerca del 70% de las empresas aún no concluyen la implementación de la norma y el 50% de las que ya concluyeron estos procesos presentan deficiencias en el manejo de evidencias y registros documentales.
Más allá de la falta de claridad de la normatividad, pues esta medida está rodeada de subjetividad, las empresas no han implantado la norma porque para ello se requiere un cambio cultural en las mismas, con el fin de evitar la sobreestimulación y el que se caiga en la multitarea, en muchos casos culpable del estrés laboral. Bien dice Wayne Dyer que “no hay estrés en el mundo, sólo gente creando pensamientos estresantes y luego actuando sobre ellos”.
Cuando en nuestra vida y, sobre todo, en nuestro trabajo nos fallan una serie de hábitos productivos, es muy fácil que el estrés acabe formando parte de manera constante e intensa de nuestra vida. Seguramente nos llegue desde diferentes sitios y de diferente manera. Incluso sea posible que, en relación con alguno de esos detonantes no podamos evitarlo.
El estrés es enemigo de la salud y de la productividad, cuando se prolonga termina causando enfermedades. Un ambiente sano, derivado de un buen clima laboral contribuye para que disminuya el estrés que implican las actividades laborales.
El papel de la comunicación para propiciar un clima laboral que favorezca la armonía en las organizaciones es fundamental.
Los programas de comunicación deben enfocarse en propiciar la eficiencia en el flujo de mensajes en todas direcciones, lo cual contribuye para la consecución de objetivos organizacionales y para crear una atmósfera de cooperación y entendimiento entre todos los miembros de empresa o institución.
Un requisito indispensable para diseñar un programa de comunicación eficiente es basarlo en la detección de expectativas y necesidades del público interno de la empresa. Sólo así se promoverá un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo.
Un clima organizacional favorable propicia que el personal se involucre y comprometa con los objetivos de la empresa o institución, sabedor de que han puntos de coincidencia y propósitos de mutuo beneficio. Ello permitirá cumplir con el nuevo ordenamiento, que incluye:
-Implementar una política de prevención de riesgos psicosociales.
-Identificar a los trabajadores que hayan presenciado acontecimientos traumáticos severos durante o con motivo del trabajo, y canalizarlos para su atención médica.
-Realizar actividades de difusión y prevención en la empresa.
-Practicar exámenes médicos y evaluaciones psicológicas a los trabajadores expuestos a violencia laboral o a los factores de riesgo psicosocial. Esto se debe realizar únicamente si existen signos o síntomas que denoten alteración a la salud, existan quejas de violencia laboral, o sean el resultado de la identificación y análisis de factores de riesgos psicosocial.
-Llevar el registro de los resultados de la identificación y análisis de los factores de riesgo psicosocial.
-Registrar por escrito la evaluación del entorno favorable de la organización.
El trabajo en equipo, tanto de la empresa como de sus colaboradores, es el único camino para propiciar un ambiente laboral que:
Propicie el sentido de pertenencia de los trabajadores a la empresa.
Impulse la formación para la adecuada realización de las tareas encomendadas.
Facilite la definición precisa de responsabilidades del personal.
Fomente la participación proactiva y comunicación entre la dirección y los colaboradores.
Propicie la distribución adecuada de cargas de trabajo, con jornadas laborales regulares.
Fomente el reconocimiento y la evaluación del desempeño de los colaboradores.
Como puede apreciarse, el papel de la gestión de la comunicación en las empresas se constituye en un elemento fundamental para cumplir con la nueva normatividad en este rubro.