- El sumergible Titán, utilizado para turismo extremo en el fondo del mar, está desaparecido con cinco personas a bordo.
- Se han detectado ruidos submarinos, pero aún no se ha encontrado rastro del sumergible ni de su tripulación.
- El incidente ha generado debate sobre los límites éticos y ambientales del turismo extremo. ¿Cómo afecta esta situación al creciente fenómeno del turismo extremo?
En medio de una intensa búsqueda, se detectaron ruidos submarinos en la operación de rescate del sumergible Titán, de la empresa OceanGate, especializada en viajes turísticos al fondo del mar.
El sumergible se encuentra desaparecido desde el pasado lunes con cinco personas en su interior. Viajaban el piloto, el copiloto y tres civiles que pagaron 250 mil dólares cada uno por viajar a las profundidades del océano a ver lo que queda del Titanic a 3.800 metros bajo la superficie.
La Guardia Costera de EE. UU. informó que aviones canadienses captaron sonidos en las profundidades del océano, mientras se agota el tiempo para encontrar a los miembros de la tripulación antes de que se agote el suministro de aire (tienen para un máximo de 96 horas).
El Explorers Club, una organización dedicada a la exploración científica, notificó a sus miembros sobre la detección de “posibles ‘sonidos de golpeteo’ en el lugar” a través del sonar. Aunque se mantienen cautelosos, esta señal podría indicar la presencia de la tripulación o simplemente tratarse de ruidos del mar, publica este 21 de junio Wall Street Journal.
Viaje al interior del Titanic
El sumergible Titan, propiedad y operado por OceanGate Expeditions, se encontraba llevando a cabo una inmersión hacia los restos del Titanic en el Atlántico Norte cuando perdió contacto con el barco que lo monitoreaba desde la superficie.
A pesar de los esfuerzos de búsqueda, que incluyen vehículos manejados por control remoto y sonares, hasta este miércoles 21 de junio por la mañana no se ha encontrado rastro del sumergible ni de su tripulación.
Este incidente ha vuelto a poner en el debate el fenómeno del turismo extremo, una forma de viajar reservada principalmente para los súpermillonarios que desean vivir experiencias únicas y exclusivas.
Este tipo de turismo incluye no solo inmersiones en lugares históricos como los restos del Titanic, sino también viajes espaciales a Marte y al espacio exterior.
El turismo submarino ha ganado popularidad en los últimos años, permitiendo a los aventureros sumergirse en las profundidades del océano y explorar naufragios emblemáticos.
Sin embargo, este tipo de actividades conlleva riesgos y requiere una logística compleja (y muy costosa).
El Titanic, el turismo y sus límites
Además de los viajes submarinos, el turismo extremo ha alcanzado nuevas alturas con los viajes espaciales.
Empresas privadas como SpaceX y Blue Origin ofrecen la oportunidad de experimentar la ingravidez y contemplar la Tierra desde el espacio, aunque estos privilegios están reservados para aquellos con una gran fortuna.
Elon Musk, presidente ejecutivo de Tesla, y Jeff Bezos, fundador de Amazon.com, son solo dos de los súpermillonarios que se han aventurado en esta nueva forma de turismo.
El auge del turismo extremo plantea interrogantes éticos y ambientales. Algunos críticos argumentan que estas actividades favorecen la desigualdad, ya que solo unos pocos privilegiados pueden permitirse participar en ellas.
Además, hay preocupaciones sobre el impacto ambiental de estas expediciones, tanto en los ecosistemas marinos como en el espacio exterior.
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