El título de este texto era la cabeza de un anuncio de cigarros publicado en un medio impreso en 1934. La publicación retrataba la actuación de un tenista, que tras 5 intensos sets de tenis, tomaba la decisión de fumar cigarrillos Camel, para con ello sentir un “efecto energizante” e invitaba al público a replicar su conducta.

De la misma manera, en 1947, cigarros Chesterfield a través de su publicidad, prometía a sus consumidores “triple placer de fumar”, con la imagen de diferentes jugadores de liga mayor de béisbol de los Estados Unidos con un cigarro entre los labios.

Estos son solo dos ejemplos de las muchísimas expresiones publicitarias que éstas y otras marcas de cigarros emitieron por décadas, promoviendo el hábito de fumar, a través de la imagen de deportistas profesionales con arrastre social.

Hoy, cerca de 80 años después de los anuncios citados, está demostrado y nos encontramos convencidos que fumar es altamente nocivo para la salud, y nos parecería impensable encontrar anuncios en medios masivos que pudieran difundir esta actividad, mucho menos apoyados en deportistas de renombre.

Hoy más que nunca somos presa de una enorme explosión de información, recibiendo millones de mensajes a través de distintos medios, tradicionales y digitales, que buscan nuestra atención y preferencia, intentando atarnos a ciertos hábitos.

La regulación relacionada con las campañas publicitarias formales se ha fortalecido, sin embargo, existe una serie de vacíos y huecos donde la información corre sin filtro alguno, exponiendo la salud y el bienestar de públicos y eventuales consumidores.

“Con base en encuestas nacionales, los médicos prefieren fumar Camel”, era la cabeza de otro anuncio en aquellos años; la frase era acompañada por la imagen de un médico en bata blanca con un cigarrillo entre los dedos.

Actualmente, ¿frente a cuantos anuncios de productos y servicios que ponen en riesgo nuestra salud nos encontramos? Estamos expuestos a un gran número de mensajes donde, figuras públicas, líderes de opinión y especialistas, nos recomiendan el consumo de tal o cual producto y/o servicio. ¿Cuáles son esas marcas y productos? Revisemos los mensajes que inundan el espacio y crucémoslos con nuestro listado de compras, nos llevaremos una sorpresa.